Jose y yo, ascendimos otro puñado me metros hasta La Ceja - también llamado Canchal de la Ceja -, techo de Salamanca con dos mil cuatrocientos veintiocho metros. Culminación de la inmensa espina dorsal que algún viejísimo dinosaurio depositó en esa parte de la sierra antes de desaprecer para siempre, cuando ya estaba pronosticada su extinción: Me quedaré - se dijo - y allí permanecen hasta hoy las magestuosas escamas de su lomo
A la izquierda de nuestra marcha, la provincia de Ávila. La Garganta de la Solana y, al fondo, la Laguna del Duque - con dique artificial - ponen rumbo a nuestros sueños. Más adelante, siguiendo nuestra marcha, pasaremos a Cáceres. Sus verdes valles no pueden entrar en la cámara de fotos, allí aspiramos el aroma de las cerezas de otras épocas y admiramos las siluetas fabulosas de sus entrecortadas mantañas. Abajo Extremadura y en el sueño - siempre cosido al tiempo y a la tierra - América que vió nuestro suelo por primera vez a través de los ojos y la voz de estas gentes de acero.
En estos parajes de piedra y vegetal - la Hoya Moros se llama - nace el río Cuerpo de Hombre, serpiente muda y amplia de piedras y fiereza. ¿Por qué dijo el poeta que canta el río? Aquí, duerme la siesta y toma fuerza en la oración de la montaña para bajar a los pueblos con mano cálida, pues sabe el río que tendrá que acariciar a muchas personas para quitar las penas y calmar tristezas. Al fondo de la foto podemos ver Los Hermanitos, que así se llaman esas dos montañas que parecen una sola.

Entre poesías, piedras y sudores, hemos llegado a la Aguja o Cumbre de Talamanca. En algunos libros hemos leido que aquí se abrazan las tres provincias: Salamanca, Ávila, Cáceres. No todos están de acuerdo. Nosotros paseamos su cumbre y plasmamos el paso en esta foto. Vemos a las tres provincias y aún respiramos el mismo aíre que las otras comarcas españolas y que el resto de los seres vivientes. En la montaña nunca estamos solos, no existen las fronteras y el abrazo es el mismo en todas las partes de la tierra.
Javier Agra.
Entre poesías, piedras y sudores, hemos llegado a la Aguja o Cumbre de Talamanca. En algunos libros hemos leido que aquí se abrazan las tres provincias: Salamanca, Ávila, Cáceres. No todos están de acuerdo. Nosotros paseamos su cumbre y plasmamos el paso en esta foto. Vemos a las tres provincias y aún respiramos el mismo aíre que las otras comarcas españolas y que el resto de los seres vivientes. En la montaña nunca estamos solos, no existen las fronteras y el abrazo es el mismo en todas las partes de la tierra.
Javier Agra.