jueves, 29 de abril de 2021

PUENTE POYOS DE NUEVO


 

Riscos, tolmos, piedras caballeras, domos, canchales, pétreos puentes… Maravillas casi sin número forman La Pedriza en torno al Manzanares… Casi sin número, porque todas las cosas que nosotros conocemos parece que tienen numeración y finitud, por tanto los montañeros no nos fijamos en estas cuestiones sino que pasamos embelesados, posamos nuestro corazón entre sueños por su agreste belleza, lavamos nuestra alma en su sosiego interminable y entrañable.

 


Las vistas desde el Puente Poyos y casi desde cualquier lugar de la Pedriza son para el asombro y el inmenso gozo. He aquí una muestra.

 

El Puente de los Poyos es una formación característica que se contempla desde diferentes lugares de La Pedriza. Hoy vamos a subir por el  sendero muy frecuentado que se inicia, al cruzar el puente de madera sobre el río Manzanares, en la “autopista de La Pedriza”; vamos conversando con las arizónicas y con las curiosas formaciones que han construido las raíces de los diferentes árboles, callamos para escuchar el murmullo matinal del Arroyo de la Ventana y admirar el juego de la breve cascada del Arroyo de Los Poyos mientras ascendemos Los Llanitos y llegamos al cruce de Cuatro Caminos.

 


El Arroyo de Los Poyos juega entre cascadas y vegetación.

 

Avanzamos por la Senda del Icona en un sombreado pinar, dejamos a nuestra derecha la Majada de Quila en la que hemos descansado más de una vez, pasamos silenciosos recordando a aquellos primeros montañeros que fueron señalando senderos y caminos para que hoy sean más favorables nuestras rutas montañeras. Pronto encontramos el camino que nos llevará hasta el Puente Poyos con vistas encantadoras en múltiples direcciones.

 

Pasamos entre sus suntuosas rocas con el respeto que merecen estas llambrias poderosas, el sigilo del lugar para escuchar murmullos del aire silbando entre las grietas. Estamos en la soledad del roble y de la roca, en el clamor musical del viento y de las aves, en el corazón palpitante de los colores y de la luz.

 


Puente Poyos

 

Regresamos por reconocidas sendas hasta el Collado Cabrón que recibe el nombre, como tengo dicho en algún otro comentario, del numeroso grupo de cabras y sus machos que por estos lugares abundaron antes del largo intervalo de su término durante décadas, hoy vuelve a ser frecuente encontrar estos graciosos animales saltando entre los riscos que siempre fueron su dominio, paciendo silenciosos en la verdura de los matorrales, con esa mirada limpia y libre de quien se sabe hermano de la naturaleza entera sin ningún temor al futuro pues el futuro se escribirá poco a poco.

 

Javier Agra.    

 

viernes, 23 de abril de 2021

DÍA DEL LIBRO

“Quizá por no ser armados caballeros como yo lo soy, no tendrán que ver con vuestras mercedes los encantamientos de este lugar, y tendrán los entendimientos libres, y podrán juzgar las cosas deste castillo como ellas son real y verdaderamente, y no como a mí me parecían” (EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA, CAPÍTULO XLV)

Así el caballero Don Quijote puede ver las cosas de ese mundo desde la UTOPÍA deseada, desde la libertad que es mayor don que nos han dado los cielos, desde la fraternidad, desde la necesidad de repartir a cada persona lo que necesita, porque su espíritu está libre de las ataduras de nuestro pensamiento que se arrastra entre el miedo y la envidia.

Qué suerte la tuya, Don Quijote, que fuiste armado caballero para volar más alto que las montañas aún en esas tierras llanas de la Mancha, para navegar océanos de magia y transmudar la pequeñez en inmensidad y proeza más; te muevas, Don Quijote, más allá de las tierras resecas donde los más de los mortales suspiramos unas gotas de agua, tú fuiste manantial fecundo de inmensos regadíos.


 

Los libros vuelan sembrando libertad e imaginación como estos pájaros que encontré una mañana a punto de partir de uno de los chopos del parque Rosalía de Castro cercano a la vivienda que habito.

Javier Agra

 

jueves, 22 de abril de 2021

DÍA INTERNACIONAL DE LA TIERRA


Las alas de mariposas ponen brillos de luz en el verdor de las llanuras cadenciosas, mientras las aves elevan nuestra mirada y nuestro corazón hacia las pendientes camino de las cumbres, en una sinfonía colorida y musical.

Mientras camino hacia las cimas voy pasando entre ramas diferentes, entre arroyos llenos de vida diminuta donde aún permanecen las ondas que dejaron hace algún tiempo los herbívoros que por aquí pasaron sin hacer ruido.

He visto también jabalíes y algún zorro, he sentido la presencia lejana del invisible lobo en su medio de caza mientras el azor y las grandes águilas cuidaban que no se marcharan sus presas.

He aprendido la austeridad del tiempo de la tierra. He permanecido en silencio muchas horas, en meditación y sosiego armonioso con la naturaleza entera para contemplar el desarrollo de la vida siempre con lentitud y calma, con seguridad y armoniosa paciencia. La TIERRA tiene ritmos de paz y abrazos de libertad.

 


La fotografía está tomada en un descanso en la Cuerda de la Vaqueriza camino del Pico Perdiguera, entre el sosiego y la felicidad. Al otro lado del valle que parte de Miraflores de la Sierra y termina en el Puerto de la Morcuera, vemos parte de la Cuerda Larga, Peñalara y otras cumbres más lejanas.

Javier Agra

 

miércoles, 21 de abril de 2021

PERDIGUERA

Pasado Miraflores de la Sierra, continuamos hacia el Puerto de Canencia apenas unos kilómetros, antes del cartel que indica la entrada al término de Bustarviejo nos desviamos hacia la izquierda por la calle de Entrevalles y aparcamos al final cuando va a iniciar la curva monte arriba.


Gallarotos. Esta rebolla está pelada de hojas y cubierta de gallarotos que surtían de juegos mis años infantiles.

El dorado amanecer pone timbres de luz y pájaros en el pinar por el que caminamos en empinada ascensión. Una pared de piedra y un cercado, indican que antaño estos ligares fueron terrenos de pasto de animales hoy en el recuerdo y en el viento que surca nuestro paso. Terminan los pinos y crecen las jaras cuando el camino hace una curva hacia la izquierda y pronuncia su desnivel.

La vista se expande hacia la altura verde de pradera y azul celeste; ahora camino con mi infancia de compañera y descubro un roble que en Acisa llamábamos rebolla por su pequeñez, está lleno de gallarotos, bullacas o agallas según se nombra en diferentes lugares; de ellos nos surtíamos siendo niños en los juegos. La vista se dilata hacia los llanos sembrados de embalses y poblaciones.


Sobre las peñas del Pico de la Pala.

Trescientos metros más arriba nos subimos a las peñas del Pico de la Pala, pienso en la misma vida que es obra continuada hasta construir el edificio de la libertad, la labranza de la igualdad, la carretera de la fraternidad. Desde aquí continúa la marcha por una dilatada llanura con tres sucesivas subidas y bajaras de poca entidad pero suficientes para amenizar la marcha en esta especie de cuerda más corta que la Cuerda Larga que tenemos a la vista.

Dos buitres nos acompañan en este momento y estarán con nosotros durante toda la jornada, les dejaremos unos trozos de pan del bocadillo, poca cosa para su inmensidad. Un grupo bullicioso de chovas piquirrojas van y vienen en incesante coreografía de vuelos y sombras, de alturas y espacios.


Estamos en la Cuenca de la Vaqueriza. Nos detenemos para respirar y hacer alguna fotografía. Esa ranura que sube hasta la cumbre de la Najarra es la Senda Santé, continúa con el Arroyo de la Vejiga o Arroyo del Corral de los Puercos hasta la cima. Más allá la Cuerda Larga hasta las cumbres de Hierro Mayor

El Arroyo de la Vejiga talla una senda de nieve en mitad de la Najarra que quiere caminar cerca de nuestra marcha al otro lado del valle cubierto por los cabellos marrones de los pelados robles que hoy parecen una venerable cabeza  de la Sierra madrileña.


Desde la cumbre del Pico Perdiguera. Al fondo Peñalara y Dos Hermanas.

Llegamos a la falda misma del Pico Perdiguera, el sendero está marcado de modo que no es necesario pensar la ruta, es suficiente con seguir el camino desde la elección y la conciencia; todos los caminos que seguimos en la vida han de ser elegidos desde la libertad y la conciencia, desde el esfuerzo y la solidaridad; también en la montaña necesitamos la solidaridad y así nadie camina solitario, nadie llega antes que el grupo completo, nadie queda atrás abandonado. También en la montaña como en la vida, cuando parece que las dificultades esgañan haciendo imposible la marcha, aparece un hilo de agua, una fuentecilla de frescor, un diminuto manantial que refresca y empuja hacia la cumbre.


Nos hemos sentado, después de abrazar el vértice geodésico, para compartir las viandas.

La cima del Perdiguera es una amplia explanada afeada por un par de antenas, embellecida por la grandiosidad de las vistas entre el Najarra y Hierro Mayor, Peñalara, la cuerda del Puerto de Navafría, el Mondalindo, la Sierra de la Cabrera y aquí cerca el Pendón y Cabeza Arcón. Y embalses. Y valles. Y pueblos. Y sueños. Y esperanzas. Y deseos. Y corazones llenos de entusiasmo. Y sosiego. Y…

Javier Agra

 

domingo, 18 de abril de 2021

ÁRBOLES: CONVERSACIÓN

Conversación.


Con esta encina del Monte del Pardo me detengo a conversar en muchos de mis paseos de la mañana.

Llevaba un tiempo amplio recorriendo los caminos bajo las sombras de las encinas, escuchando el ronroneo de paseo de los conejos y aún su silencioso masticar la vegetal frescura de la mañana, bajo el sol entre las ramas en otros momentos de mi paso por el monte.

Me detuvo el siseo de una encina que pretendía conversación. Yo que no hacía ruido en mi caminar por respeto a la silente y maravillosa naturaleza que envuelve el monte del Pardo, acepté el susurro de la palabra para entretener el ocio de esta mañana entre las encinas.

Me recordó a los filósofos antiguos y me habló de Sócrates a quien aún hoy recordamos con admiración, de Platón y su enseñanza a través de la conversación, del peripatético Aristóteles, de tantos sabios que a través de la palabra expusieron, compartieron y entregaron su pensamiento como la mayor de las riquezas de la humanidad.

La palabra serena llega al corazón y pone el espíritu en paz; la palabra reposada expone la verdad sobre los niños escuálidos, sobre las guerras violentas, sobre el llanto acribillado de cristales estallados en la tormenta del terror, que serán vencidos por el arco iris del horizonte amanecido, por la flor naciente de la fraternidad, por la brisa de la igualdad.

Conversamos la encina y yo sobre la antigüedad y sobre el futuro, sobre hoy y sobre la rueda del tiempo que verá nacer sus retoños y mis descendientes cuando la tierra sea un lugar feliz y próspero, cuando aprendamos los humanos a abrazar árboles y sentirnos impregnados de la respiración misma de la naturaleza…

Javier Agra.