martes, 22 de octubre de 2024

ESTAMPAS: MÉTODO PARA TOCAR LA ARMÓNICA


 




Esta breve meditación se la dedico a todos los lectores, pero muy especialmente a mis nietos Hugo, Ray y Zoe y también a Ellie porque sienten la belleza desde las palpitaciones de su corazón y la expresan con el brillo de su mirada. 


Mis nietos se compraron una pequeña armónica y me dicen que no saben sacar sonidos serenos de sus notas de viento. Prestad atención, para que suene bonita la armónica, cerrad los ojos un instante y escuchad los tenues latidos del corazón.  

Ahora ya podéis abrirlos nuevamente, notad que vuestras retinas ven de otra manera; mirad las nubes rosicler del amanecer sobre los resplandecientes tejados de la aldea. Es el momento de la vida y de las aves, cuando el cielo se viste como un jardín de ramilletes de luz, cuando las etéreas nubes navegan en silencio por el cielo con movimientos casi imperceptibles formando imágenes que nacen de vuestro espíritu y se plasman en las alturas sostenidas por las finísimas pinzas que cuelga el aire. 

Habéis oído hablar de Robert Schumann (Zwickau 1810 - Bonn 1856), era un poeta de la música por su sensibilidad ante las situaciones sencillas de la vida, su fantasía para imaginar y construir un mundo bello y lleno de serena paz en cada uno de sus pentagramas, un creador de sosiego y de libertad, de alturas infinitas, de silencios llenos de esperanza... Habéis oído y habéis escuchado la música de otros muchos compositores e interpretes... me parece a mí que todos ellos cerraron los ojos más de una vez para escuchar su corazón y escuchar a la naturaleza entera.

La brisa entornará vuestros párpados y los posará sobre los resplandecientes tajados de la aldea que se despierta entre brillos y serpentinas de fiesta; porque notaréis, queridos nietos, que la fiesta nace del encuentro del sosiego y de la esperanza. De este modo todos los días serán fiesta, la fiesta del encuentro de la luz y de la energía. Posaréis la mirada sobre los huertos que rodean la aldea, enriquecidos por los frutos de temporada para el sustento común de personas y animales. Acaso suene el leve tañido de la campana del templo lanzando pausadas llamadas desde los ojos siempre abiertos de su antigua espadaña. 

De vuestro corazón y de vuestra alma nacerá la misericordia, el abrazo con la naturaleza entera, la mano tendida para alentar a los que caen por la dureza de la vida, la palabra cálida susurrando ánimo a las personas y también a la naturaleza entera porque este es un día nuevo, amanecido entre el rosicler y los reflejos de esperanza y de futuro compartido, porque la luz y la paz serán siempre más verdad que la destrucción y la violencia, porque el futuro está pincelado en colores y armonía. 

Entonces, queridos lectores, queridos nietos, notaréis que sabéis hacer sonar la dulzura serena de la armónica con notas que antes no habíais imaginado. Podréis hacer sonar en la armónica todas las notas que han escrito los grandes compositores "clásicos" y todas las notas que están dormidas en vuestro interior.

Javier Agra  

miércoles, 16 de octubre de 2024

ALTO DE GUARRAMILLAS

  



Tal es el nombre oficial del conocido popularmente como Bola del Mundo. Una cumbre frecuentada asiduamente por los montañeros, por los paseantes y en mayor número por los amantes del esquí en épocas de nieve. Esta jornada la comenzamos en el Puerto de Navacerrada, donde es necesario llegar antes de que la luz riegue con su brillo de libertad el entorno, pues son muchos los coches que allí se acercan, principalmente los días festivos, pero incluso las jornadas laborales. La cercanía de Madrid y la magnificencia de sus posibles paseos hacen del lugar un apetecible aparcamiento. 

Comenzamos a caminar. Apenas llegar a la pista de cemento, veremos a nuestra izquierda una escalera de piedra magníficamente planteada para no llevar a ningún lugar concreto, supongo que en algún momento se planteó habilitar el ruinoso edificio que descansa sobre la inmediata plataforma que encontramos en el final de la escalera. Una amplia senda marcha paralela a la carretera que continúa hasta el Puerto de Cotos; seguimos la senda entre la suavidad de los pinos, los amplios ribazos, los piornos nacientes, el verdor del otoño... 



En nuestro ascenso se amplía la vista con cumbres cercanas de conocido nombre. Este pedregal de la fotografía muestra una encrucijada por la que regresaremos en un camino más directo. 

Llegamos a la loma ascendente en dirección al final del telégrafo. Es una herbosa loma de pronunciada pendiente. Los montañeros se toman la ascensión con calma para sosegar las fuerzas y serenar el corazón con las amplias vistas que se abren en todas las direcciones. Poco a poco vamos superando alturas de otros puntos conocidos, los Cogorros ya están superados, la Loma del Noruego camina más a la izquierda siempre a nuestra altura, allá lejos Siete Picos va quedando a nuestra altura... 

Mientras ascendemos, la respiración se va acompasando a nuestras pisadas, el corazón late más sonoro, el alma se expande más allá del espacio que abarca la mirada. El camino, que era amplitud de hierba, se va concretando en sendero de tierra y de pronto aparece la piedra para dificultar nuestro lento caminar en una subida sin descanso. Los escasos pinos que nos acompañaron al principio se han quedado más abajo, ahora solamente pinceladas de hierba y matorral bajo flanquean nuestro caminar. 



Después de una subida peleona entre piedras y un pronunciado desnivel, llegamos a esta escultura de María con la advocación de Virgen de las Nieves, colocada a la altura del telégrafo. 

Llegamos a la altura del Telégrafo y hacemos una fotografía en un abrazo a la Virgen de las Nieves. Desde aquí se serena la ascensión que podemos hacer por un sendero que sale muy pronto hacia la izquierda o bien continuamos por la pista asfaltada hasta coronar el Alto de Guarramillas, elección de esta jornada. Esta última parte la hacemos acompañados de varios grupos de montañeros, de paseantes que han decidido subir por la pista en un zigzag más pausado y aún algún intrépido ciclista. 



Detrás de mi están las instalaciones de televisión que han hecho famoso a este Alto de Guarramillas como Bola del Mundo. Estas instalaciones ocupan la parte más alta, esta circunstancia ha desplazado el vértice geodésico unos metros más abajo. 

La cumbre de La Bola del Mundo es una amalgama de posibilidades, es una mezcla de opciones, es una parábola de la vida y la multiplicidad de personas llegadas desde diferentes puntos de la tierra en busca de una situación social más favorable. Desde aquí podemos continuar por el Collado del Piornal hasta La Maliciosa, llegar a Ventisquero de la Condesa y hacer el descenso del Manzanares, seguir caminando hacia Pico Valdemartín y aún terminar la Cuerda Larga, volver por la Loma del Noruego o buscar la cercada Garganta del Infierno para llegar a la Cuerda de las Cabrillas o descender hasta las Dehesas de Cercedilla... 


Muchas opciones, de entre las que escogimos llegar hasta la mesa-mirador desde donde poder contemplar todos los puntos altos que circundan nuestra vista. 

Este mirador nos parece un buen lugar para sentarnos un tiempo, contemplar y admirar, escuchar el silbido del silencio, conversar con el compañero, escuchar la naturaleza, conversar con los pequeños saltamontesescuchar la inmensidad del cielo. A nuestro alrededor, una familia cuenta sus impresiones de esta jornada de fantasía que es nueva para su hijo pequeño. !Qué hermoso oírle describir la admiración que siente en el lugar! La ilusión del jovencísimo corazón que comienza a descubrir la maravilla del esfuerzo y la paz del logro, contagia mi espíritu de nuevo aliento para mirar la tierra y la vida con la limpieza de un corazón recién estrenado. 

Montaña abajo, en el regreso, nos encontramos con unas pequeñas jaulas que aún no sabemos lo que encerraban, aunque parece que más estaban allí como protección. Aquí me tumbé a su lado para dar idea de su tamaño, aunque sé que mi tamaño en medio de la inmensidad de la tierra y de la historia también es como un ayer que pasó, como la hierba que por la mañana nace y al atardecer ya está mustia.  



Aquí, tumbado ante esta pequeña y protectora jaula, pregunto si alguna persona me puede hacer llegar noticia o idea de qué pueda ser. También me podéis decir otras muchas cosas que se os ocurran sobre este texto que aquí concluyo o sobre la vida en general. 

Javier Agra. 

domingo, 6 de octubre de 2024

ESTAMPAS: EL ROBLE DE ANTONIA

 



Antonia fue (y ya será para siempre) la abuela de mis hijos y madre de mi mujer. Mis hijos no tienen de ella ningún recuerdo pues murió cuando mi hijo era muy niño y mi hija aún no había nacido. Tengo de ella principalmente el recuerdo que me ha transmitido mi mujer. La abuela Antonia luchó en esta tierra para mantener la dignidad de la persona y la fortaleza de vivir. La abuela Antonia defendió sola durante muchos años la familia, la hacienda, la casa, años en los que su marido el abuelo Francisco pasó trabajando en la emigración para sobrevivir económicamente. La abuela Antonia murió cuando estaba arreglando los papeles” para cobrar la jubilación. 

 

Este ROBLE DE LA ABUELA ANTONIA se mantiene fuerte en la era donde trilló durante tantos años. Días de calor y esfuerzo entre la parva y el trillo, entre el calor y la fatiga. Nosotros, ahora, cuidamos y podamos el roble de la abuela Antonia, así retenemos su memoria y su fortaleza entre nosotros, así sus nietos pueden mirar las hojas antiguas que se renuevan cada primavera por encima de la maleza que va comiendo los prados abandonados por el tiempo y ocultos entre la maleza. El roble bajo cuya sombra se sentaron muchas veces mi mujer y sus padres a comer las viandas en el breve descanso de la trilla, permanece enhiesto al borde del camino en las eras del Picón. 

 

El roble de Antonia se despierta con los primeros brillos de la aurora y esparce su luz más allá de las paredes que fueron cercado de su vida, su luz y sus ramas se extiendes más allá de las fronteras y de los días de niebla y de tormenta, allá donde ya no existe calendario ni fatigas en la trilla, donde la lluvia es siempre serena y el aire sosiega el alma. 

 

He vuelto a pasar ante el roble de la abuela Antonia, me he sentado en las grandes piedras frente a la era y allí contemplo su rostro arrugado y sudoroso, sus manos hacendosas y ágiles, sus cansados pies más de una vez agrietados por los caminos y la fatiga. Allí está también su palabra, casi silenciosa, casi oculta por el tiempo, su respiración cansada y terminal. Allí sentado escucho a la abuela Antonia respirar vida renovada desde su rostro ya resplandeciente para toda la eternidad; viva y sosegada más allá del tiempo, donde todo es luz y amanecer como las hojas de su roble mecidas en el cariñoso aire de esta mañana de otoño. La mirada y la mano cariñosa de la abuela Antonia vive más allá de nuestro entendimiento, vive para construir futuro y paz.  

 

Javier Agra.