LA BOTA se llama esta hermosa formación rocosa de la Pedriza que parece caminar conversando con los pinos. Los montañeros la saludamos desde las cercanías del Miradero.
Los
cristianos ortodoxos vienen celebrando desde hace algún tiempo una jornada de
oración por la naturaleza. A esta iniciativa nos unimos, a partir de este dos mil quince, los cristianos católicos impulsados por Jorge Bergoglio, Francisco
papa de la Iglesia Católica. Así, celebramos este primer día de septiembre, la
jornada mundial de oración por el cuidado de la creación. Es un testimonio
ecuménico de llamada a todas las personas para concienciarnos en la unidad que
formamos con toda la naturaleza.
Desde la subida a la CUEVA DEL MAQUIS, este conjunto de piedra, vegetación y buitre nos llaman a la armonía con la naturaleza entera.
Caminamos
por nuestros lugares a diario y respiramos vida.
Nos
movemos por el campo y se nos llena el espíritu de sosiego y fortaleza de la
naturaleza, de las aves, de las flores, del sonido del agua.
Subimos a
la montaña y el corazón se une a la agreste canción de la tierra de la que
formamos parte.
Desde el
silencio y la canción somos naturaleza.
Desde la
oración y la reflexión nos construimos unidos a los árboles, a las rocas, a los
arroyos.
Desde la
luz de nuestros ojos y la oscuridad de la noche somos una respiración con las
montañas, los valles, los caudalosos ríos.
Desde la
palabra y la paz somos uno con los animales que rumian, con los carnívoros, con
los que reptan apegados a la tierra, con la vida multiforme bajo el agua.
Desde el
cuerpo que es espíritu pertenecemos a la tierra que camina hacia la luz, hacia
la justicia, hacia la libertad, hacia la paz.
Atardece en Castilla. El corazón se nos llena de sosiego y camina por la inmensidad con la luz, la vida, la paz.
Javier
Agra.
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