jueves, 8 de octubre de 2015

ESCOCIA: COLINAS DE EDIMBURGO



Dicen que Edimburgo es la Atenas del norte, dicen que recuerda a Roma la de las siete colinas, dicen que…
Edimburgo es belleza sin necesidad de más comparaciones.

Hermosa vista de Edimburgo desde Carlton Hill hacia el Castillo.

Yo recorrí la grandeza de Carlton Hill tan llena de turistas y lectores en cualquier ocasión. La ciudad muestra sonriente su brillo desde esta colina, desde aquí recuerda su pasado y vive el presente a cada instante entre embelesos de sosiego y lectura que mezcla sin ningún rubor con las aceleradas visitas organizadas y los tranquilos minutos de miradas hacia el infinito, hacia el mar, hacia el fondo del alma de quien ha llegado por casualidad y quisiera sembrar aquí huertos para recoger la cosecha dentro de varios meses.

El paseo desde Carlton Hill hasta las faldas de la colina volcánica de Salisbury Crags es una alfombra que baja y sube entre el verdor y la vida. Decido ascender por su alfombra hasta lo más alto. Aquí se termina el turismo, son aún muchas personas quienes pasean su primer asombro o su acostumbrado corazón por esta amplia penillanura del antiquísimo volcán que hoy guarda calurosos abrazos de lo que fue magma violento hace millones de años.

Sobre la Colina de Salisbury Crags la visión se agranda, viene y va entre fantasías y recuerdos. Observad el cuervo con el que conversaré dentro de un momento, ya se acerca, me llama y me invita a sentarme en esa fértil ladera.

Edimburgo descansa en este lugar; hace deporte en este lugar; se enamora en este lugar. Y yo paseo y observo absorto la ciudad, pienso el mar al alcance de mi mano y de mis piernas, converso con un cuervo que se sienta a mi lado por si de mis bolsillos saliera un trozo de pan (no sabe que hace un rato compartí con una gaviota el último zoquete duro que me quedaba), me detengo con un perro que responde a mis querencias porque el lenguaje zalamero de los perros es cálido e igual en todas las latitudes de la tierra.

Delante está la colina de Arthur’s Seat, mi próximo destino.

El sol está avanzado cuando enfilo colina arriba Arthur’s Seat, la más emblemática de las colinas de estos lugares. Llegar hasta la cima es un paseo dilatado en la tarde y en la historia; desde hace más de trescientos millones de años hasta hoy compartimos sueños de eternidad con el magma que formó estás onduladas cumbres, con el rey Arturo y sus aventuras; paso a paso, en la cima se reducen los visitantes, se detiene el tiempo en un atardecer de embelesado recuerdo. La vista se aleja y navega más allá de los fiordos y las islas, más allá de las rompientes olas del inmenso mar sin horizonte ni ocaso, la vista regresa a Edimburgo y se detiene en la colina del Castillo a soñar intrigas y juglares narraciones.

Primer plano de la colina volcánica Salisbury Crags desde el Parlamento de Escocia.

Edimburgo es belleza, ensoñación, búsqueda…

Javier Agra.    

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