viernes, 30 de agosto de 2024

ESTAMPAS: MARRA 466.2

 



Las divisiones entre países, fronteras que llamamos, son entelequias de nuestras mentes. Yo he visto a las aves, a los corzos, al viento... corretear entre España y Portugal sin ninguna preocupación; he visto a las abejas libar el polen de uno y otro lado, he visto a más de un río traspasar los montes de acá y de allá con la misma agua y el mismo caudal... 

También Oz y Close, los perros con los que paseé un par de meses este varano, y yo mismo hemos pasado ratos de uno y otro lado de la Raya bajo la sombra de los pinos y los robles sin conciencia de pertenecer a uno u otro país. España y Portugal construyen su frontera siguiendo el cauce de unos cuantos ríos; en otros lugares, el terreno sin apenas montaña se divide con una especie de amplios cortafuegos que por ambas partes llamamos La Raya / A Raia. Así ocurre en estos pueblos de Aliste donde transcurren varios meses de mi sosegada existencia los últimos años. 

España y Portugal están cosidos por diferentes ríos: El Miño de gran nombre con el pequeño río Troncoso por el norte; el Lobeiro y el Limia en Orense; la cuenca del Duero con sus atrayentes Arribes y varios pequeños ríos del que quiero nombrar el Manzanas con una interesante zona de baño; el Tajo y otros ríos de su cuenca por Extremadura; arroyo Abrilongo, el vora y otros antes de llegar al renombrado Guadiana por Badajoz y Huelva. 

En la FOTOGRAFÍA, Oz observa las llanuras de Aliste desde la curiosa Marra 466. 2. Las Marras no tienen función de medida de distancia kilométrica sino de orientación local, antaño para cuestiones de frontera y actualmente como referencia para asuntos de mantenimiento y similares. Oz ha recorrido el monte durante un par de horas, ahora resuella su recuperación sobre la piedra de la curiosa Marra 466. 2, antes de continuar su incansable carrera por los montes de España y Portugal; yo hago el retrato y a mis pies Close aprovecha para tumbarse un momento de su fatigado caminar. 

Bajo el cielo blanquecino de la mañana, Oz aparece coronado con un nimbo eterno (un símbolo de Portugal cuyo significado no quiero expresar) abanicado por ramas nuevas de antiguos pinos. Oz se mantiene firme sobre la roca de respiración de siglos, sobre la roca que acompañó el paso de miles de generaciones humanas que han construido ilusión y vida hasta llegar a estas mañanas en las que mis perros y yo paseamos bajo el aire y los pájaros, escuchando grillos y berreas lejanas de los corzos en la serenidad de la Raya.

Javier Agra 

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