A lo largo de
los siglos, las romerías han sido lugar festivo de encuentro y comunicación.
Para los vecinos de la raya no existe la frontera, son caminos que agrupan
pueblos vecinos y reúnen amigos de unos y otros lugares. Entre España y
Portugal existen, por los pueblos fronterizos, muchos puntos comunes
compartidos; este es el caso de las “siete hermanas” que así llaman a los
santuarios de siete Vírgenes cercanas, tanto que se puede recorrer a pie en una
jornada la distancia entre una y otra ermita.
Partimos
temprano del santuario de Nuestra Señora del Nasso en Povoa.
Participé en un
hermoso paseo organizado por el grupo de Zamora “Peregrinos por un día”,
recorrían desde los Santuarios de Nuestra Señora del Nasso en el pueblo de
Povoa a Nuestra Señora de la Luz que pertenece a Constantim diminutas y alegres
localidades de Portugal por las que he paseado en numerosas ocasiones desde el
español pueblo de Moveros donde han transcurrido numerosas y felices jornadas
de mi vida.
Comenzamos a
caminar bien de mañana, después de saludar a la Virgen reina de los Mirandeses,
por esta llanura fértil, ahora con las cerezas y el verano en pleno apogeo.
Cuenta la leyenda que ya en aquellos antiguos años de la reconquista era éste
un lugar de encuentro y oración para las bravas hazañas de los guerreros. Nosotros,
que no queremos sino conquistar paz y respirar naturaleza, recordamos, antes de
ponernos en marcha, que esta advocación recuerda el nacimiento de María que
situamos un ocho de septiembre.
Retablo del
templo parroquial de Constantim
No sé por qué en
estas llanuras me acordé del poeta portugués Eugenio de Castro que vivió
setenta y cinco años entre la segunda mitad del siglo diecinueve hasta mil
novecientos cuarenta y cuatro. Este creador de sinestesias y juegos poéticos parecía
asomado a las sebes del camino que en Portugal se cuidan para que los animales
respeten diferentes propiedades. “Peregrino que estás llorando / vente, no
tardes” decía el poeta. La mañana no está para llantos, pues luce un hermoso
sol entre la vegetación bien dispuesta llena de árboles y huertas, llena de
flores y de aromas de naturaleza.
Entre fresnos y
vida vegetal llegamos a avistar Constantim con sus cerezos a la entrada. Tiene
esta localidad una ermita donde descansamos un momento para comer una fruta
antes de entrar en el templo parroquial donde pasa el año la imagen de Nuestra
Señora de la Luz. El último fin de semana de abril, suben la imagen hasta el santuario a donde hoy llegaremos en
el final de nuestra marcha.
Entrando
en el Santuario de Nuestra Señora de la Luz, en el término portugués de
Constantim. La ermita-santuario linda con los terrenos de Moveros primer pueblo
de España.
Un tiempo de
oración sosegada, de meditación, de descanso…según el interés o la voluntad de
cada persona y seguimos pueblo arriba hasta encontrar la carretera que viene
desde Miranda do Douro camino de España. Allí seguimos sin más complicaciones,
pues los coches son escasos en estos momentos cuando el medio día comienza a
apuntar.
La ermita de la
Luz está en la misma raya, todo su
terreno es de Portugal pero allí mismo comienza Moveros, fronterizo pueblo
español, conocido por su trabajo con la cerámica de muy amplia tradición y de
presente poderoso en el antiquísimo arte de construir con barro piezas para el
uso doméstico. La ermita de La Luz
agrupa en su romería multitud de pueblos de ambos lados de la frontera, gentes
con esperanzas y esfuerzos comunes que saben que no son extranjeros pisen por
el lado de la raya que pisen; porque la raya no es separación, es una costura
de corazones y de vivencias. “¡Vamos! haremos lindas jornadas / Dicen que el
mundo debe acabar / ¡verás en breve todo aclarado!” Vuelve a sonar el poeta
Eugenio de Castro.
Retablo
de la ermita de Nuestra Señora de la Luz. La imagen de la Virgen preside
nuestra asamblea; la otra imagen es de San Marcos que deja vacía una hornacina
del pequeño retablo.
La ermita de la
Luz tiene vértice geodésico porque es el lugar más alto de las llanuras de la
comarca aún sin superar los ochocientos metros y está levantada en el lugar
donde la historia de los diferentes pobladores colocara el lugar más
prestigioso; hace años que renquean unas excavaciones inconclusas que muestran
restos acaso visigodos. La ermita de la Luz es un espacio común, sin frontera
ni diferencia de nación.
“Paisaje vago como el revés de una
seda…/ eriales que el crepúsculo mulle de terciopelo”.
Javier Agra.
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