Era caliente la tarde
bajo el sol castellano cuando pasé a este interior silencioso y cálido, de
construcción antigua y sosegados muros; el tiempo ha dejado las estaciones y
las horas para respirar serena inmensidad. He subido despacio por estos
peldaños de paz.
Fuera de estos muros,
grita el sol aullidos de batallas; grita pendencias cruentas y dolorosas; grita cautiverio
y esclavitud; grita pendencias de riquezas y honores que los humanos rapiñan a
través de siglos y de pólvora; grita odios en todos los idiomas y rencor de
sangre en los corazones.
El poeta tiene sangre en
los ojos y lágrimas en las manos; hinca su corazón en la tierra donde crecen
raíces de paz y raíces de guerra; espera que la semilla de palabras dulces del
interior de este patio de fraternidad sin tiempo, salga por la puerta del fondo
y viva en flores y frutos de abrazos y libertad.
La vida caliente de este
patio del Monasterio de Nuestra Señora de Tiedra Vieja será pan y abundancia
para toda la tierra cuando el animal humano transforme su corazón en palabra y
aliento, en abrazo y silencio, en poema y musical paseo.
Javier Agra.
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