“Para ver el
mundo en un grano de arena…
Vive en el
amanecer de la eternidad”.
William Blake
La fina llovizna
de Londres permite pasear por la ciudad y sus parques sin ninguna preocupación.
Todos saben que el agua mantiene viva y verde la hermosura de sus colinas.
Nosotros también salimos despreocupados para visitar el bullicioso mercado de
Camden donde todas las culturas y las nacionalidades, todos los alimentos y las
bebidas, todos los tejidos y los colores conviven en un trasiego constante y
festivo. Durante la noche todas las músicas y armonías del mundo se instalan en
sus pequeñas tabernas y en sus calles. Lo vimos, lo gozamos y salimos para
encontrarnos con la montaña de William Blake poeta, pintor…polifacético artista
que vivió la segunda mitad del siglo dieciocho y parte del diecinueve.
Desde el mercado
de Camden nos adentramos en el delicioso paseo de Regent’s Canal, lejos del
tráfico y el murmullo de las multitudes. Esta antigua vía de comunicación a
través del agua es hoy un lugar de sosiego y belleza para el paseo. En el agua
espejean sonrisas y amores de todos los tiempos, en el agua nuestro deseo de
paz para que el agua la extienda por la tierra.
Abandonamos el
musitar del tiempo en las pausadas aguas del canal y salimos hacia Regent’s
Park entre la soledad y la vegetación. Un sendero apunta hacia lo más alto de
este altozano con una preciosa y sencillísima construcción dedicada a William
Blake. En este lugar ocupaba, nuestro autor, parte de su tiempo escribiendo,
diseñando posteriores trabajos, contemplando una buena parte de la ciudad de Londres.
La verde colina
ríe del estrépito que hacemos;
los prados ríen
con vívidos verdes.
William Blake
Hoy no hacemos
estrépito aunque nuestro corazón ríe y ríen los prados y la vegetación y la
vida entera. Paseantes de la bella ciudad, descendemos de la Colina de William
Blake entregados a su misma búsqueda de belleza y libertad, a su constante
trabajo. Vendió multitud de ilustraciones, fundamentalmente de pasajes de la
Biblia, también de textos de otros poetas. Despacio baja el poeta grabador conversando
a nuestro lado; así nos enteramos de su muerte el doce de agosto de mil
ochocientos veintisiete y enterrado en la fosa común número diecinueve por unos
pocos chelines. El poeta grabador comunica su riqueza en la constancia de su
trabajo y en el esplendor de su obra. Él mismo nos comentó que en la cripta de
la Catedral de San Paul podremos ver una placa en su memoria.
Como habíamos quedado con William Blake, en un paseo bajo la amenaza de lluvia
y la certeza de paz entre el canto de las aves, visitamos la Catedral de San
Paul, de extraordinaria belleza. Participamos en la eucaristía y empleamos
mucho tiempo en recorrer este espacio de sosegada grandeza. En la cripta está
la placa en recuerdo de William Blake.
Mucho podría
contar de esta hermosa catedral. Pero con más tiempo lo podréis estudiar en
multitud de guías de turismo. Me quedo con el silencio, la paz, el espacio
libre, la calma, la ilusión, el empuje hacia la búsqueda de un mundo más bello
para que todas las personas y la naturaleza entera puedan ser más felices.
Javier Agra.
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