Después
del paseo matinal por las calles de Madrid, ahora salgo cada día un rato entre
los primeros rayos para acompañar mi paso con el canto de los pájaros, me subo
a la bicicleta estática y quiero llegar hasta la PEÑA CENICIENTOS. Está en un
rincón de la provincia de Madrid muy cerca del pueblo que coincide en nombre, historias
y leyendas de trabajos épicos, de guerras y realengos, de antiguos trabajos
agrícolas, prósperos molinos de grano en comercio con sus vecinos y aún
distantes poblaciones de nombre y fama. El pueblo y su sierrecilla hacen trío
entre Madrid, Toledo y Ávila.
Desde
Madrid, la carretera llega como serpiente silenciosa y quebradiza entre
arbolados y cortados peñascales; unos kilómetros antes de la población se
aparta el sendero monte arriba entre los pinares. Pedaleo escuchando en mi
corazón la ensoñación de la canción Ruiseñor del ruso Antón Délvig con música
de Elexander Alyabiev.
…
¿Alguien
pobre como yo,
toda la
noche te escuchará,
sin cerrar
los ojos,
inundado de
lágrimas?
¡Ruiseñor
mío, ruiseñor,
muy sonoro
ruiseñor!
…
La
subida es serena y permite soñar entre pedaleos y pisadas. Suena la canción “Ruiseñor”
cantada con fortaleza y energía por una voz femenina, suena la música capaz de
acompañar una marcha entre pinos y encinas, entre prados y rocas diseminadas
sin peligro de pérdidas ni caídas, siempre con la prudencia de quien ama la
montaña. Allá arriba se ve certera la cumbre desde la distancia. Gredos se ha
adentrado en Madrid, porque el mundo está engarzado sin divisiones ni fronteras
cuando el montañero sueña tierras para recorrer y para entroncarse con la vida.
Llego hasta el
Collado de la Alberca por una serena pista forestal, desde aquí es necesario
seguir una senda más estrecha con algún que otro recoveco. Gozo de las vistas y el sosiego. Cerca de la
cumbre, los sueños se vuelven rocas y prudencia; la cima es palpitar sin
relojes, saludo del sol a quien guste de una serena jornada. Al fondo se divisa
Gredos, los valles de Ávila siembran sus faldas de pueblos y cosechas. La
cumbre de Cenicientos es metafísica de sensaciones y de poesía.
Javier Agra
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