Estoy sobre la
bicicleta estática y escucho el Himno “Salve festa dies…” (Saludamos este día
de fiesta en que triunfa la alegría de la vida y de la gracia), entonado por
los Monjes del Monasterio de Santo Domingo de Silos, para conmemorar este día
de San José Obrero y de todos los trabajadores. Llegaré hasta el PICO TRES
PROVINCIAS o Cebollera Vieja. Esta amplia loma de más de dos mil cien metros es
el punto de unión entre Madrid, Segovia y Guadalajara; punto de arranque de las
Sierras de Ayllón y Guadarrama.
Durante toda la
existencia, nuestro trabajo es creación participativa para que la naturaleza
brille con más esplendor, porque nosotros somos una porción de la naturaleza
entera, así nuestro latido es una parte del inmenso corazón compartido y
nuestra sangre son las gotas de las venas de la tierra entera que fluyen,
prestadas durante un tiempo, por nuestras arterias para cantar unidos la
canción de la tierra.
En la Cascada
del Chorro del Duratón. En primer plano, mimetizado con la naturaleza.
Desde la
gasolinera de Somosierra en la antigua carretera Nacional I cruzo un portillón metálico
y ya estoy sendero adelante entre curvas y pinares. Queda atrás el Arroyo de
las Pedrizas, me desvió unos metros antes de cruzar el Arroyo de la Peña del
Chorro, aquí mismo se une al río Duratón, para disfrutar de la Cascada del
Chorro del Duratón entre matojos de rascaviejas y antiguos sombrados hoy campos
baldíos. La naturaleza está viva en los sonidos, en la soledad, en los
murmullos de las aves y los diminutos animales invisibles que acompaña mi
sereno caminar.
El paseo entre
los pinares se alarga en inmensidad de curvas ascendentes. Los prados has
dejado paso, hace rato, a diferentes clases de espinos, a numerosos rebollos
que han ido dejando su lugar a los pinos de reforestación; senderos que
entrecruzan sus direcciones y exigen atención para elegir las veredas más
cortas y más veraces, siempre hacia arriba buscando la loma de pelada amplitud.
Jose
en el vértice Geodésico del Pico Tres Provincias.
Sobre el lomo de
la cumbre cabalgo la línea entre Madrid y Segovia, las vistas inmensas y
lejanas permiten extrapolar la belleza del mundo, la grandeza de toda la tierra
más allá de las fronteras; imagino un mundo sin alambradas y sin cadenas. Los
últimos pinos retorcidos por la intemperie arisca de esta altura, acompañan mi
lentitud, mi silenciosa meditación mientras llego y me abrazo al vértice
geodésico que marca la cima, hoy entre la nieve y la cencellada. Aquí estoy,
aterido y feliz, junto al vértice geodésico del Pico Tres Provincias.
No
importa el frio de esta jornada. Sé que triunfará la luz de la primavera. Sed
felices y buscad la PAZ amables lectores. Os abrazo.
Javier
Agra
Gracias por la lectura. Ánimo siempre con la montaña, con los paseos, con la escritura... Javier Agra
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