Desde el aparcamiento de Majavilán salen multitud de caminantes en diferentes direcciones, pues las Dehesas de Cercedilla ofrecen muchas rutas llenas de enérgico encanto. Nuestro corazón ha planteado visitar las Praderas de Navarrulaque y el Mirador de los Poetas.
Seguramente guiadas por el corazón, mis botas caminan libremente buscando la ruta por ellas mismas sin necesidad de que yo les indique ninguna orden; mis botas tienen tantas horas de Sierra de Guadarrama que a veces me parece que piensan por ellas mismas.
Chorro del Tirón de la Miel entre helechos y vida.
Así yo puedo admirar el Arroyo de la Venta, salpicado de helechos y de vida emergente en cualquier época del año; me entretengo en contemplar el Chorro del Tirón de la Miel con la dulzura de sonido, las botas deciden seguir una u otra margen del riachuelo, deciden detenerse acá o acullá para que el montañero sosiegue su corazón entre el gorgorito musical.
Esta mañana suena a la Cantata número diecisiete de Bach de inicio orquestal festivo antes de entrar el solo y el dúo de voces mixtas cantando gorgoritos del agua que cae del arroyo formando la Ducha de los Alemanes. Se imaginan olas alegres del mar acariciando acantilados con el apoyo de los violines.
En las Praderas de Navarrulaque nos entretenemos repasando monumentos en recuerdo a los primeros montañeros que abrieron senderos por estos majestuosos espacios.
Llegamos a la carretera de La República y damos más tarde con el cruce de caminos. Aquí, a nuestra derecha, nos desviamos y detenemos nuestra marcha para gozar de Las Praderas de Navarrulaque. Aquí una altura de piedras, monumento en recuerdo de los primeros paseantes que abrieron senderos por estos parajes hoy con numerosos caminos preparados para nuestro disfrute; más allá el Refugio de Arrulaque siempre bien conservado; la escultura construida con maderos como monumento agradecido a los montañeros de antaño.
Refugio de Arrulaque.
Entre sombras y pinos llegamos al Reloj de Cela y cuando la carretera va a dar una cerrada curva entramos en el Mirador de los Poetas. En sus agrestes piedras permanecen escritos poemas de Luis Rosales, de Leopoldo Panero y Antonio Machado, de García Nieto. Allí se detienen los montañeros para leer, recordar, admirar…
Sentado entre piedras del Mirador de los Poetas. Recuerdo de piedra y palabra, de naturaleza y vida, de estudio y de silencio…
Regresamos carretera abajo entre pinares y saludos de ciclistas y peatones que exigen concentración para escuchar las melodías de los pájaros antiguos, pobladores permanentes en vuelo de generaciones por estas ligeras cumbres del íntimo Guadarrama. Esta jornada está siendo muy compartida pues es una ruta sencilla y popular para montañeros, caminantes y también domingueros con algún sentido de paseo y montaña. En la Pradera de los Corralitos (algún tiempo estaba aquí el llamado Descanso de Los Ceballos) se agrupan nuevamente diferentes caminos, nosotros continuamos por la carretera hasta llegar a las inmediaciones del coche.
Mirador de los Poetas. Esta parte más alejada del sendero se llama Mirador de Luis Rosales, un trozo de poema está esculpido en la piedra que queda a la izquierda.
Javier Agra.
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