miércoles, 12 de marzo de 2025

CAMINO DE SANTIAGO 1 BILBAO

No me parece exagerado considerar al Camino de Santiago como uno de los peregrinajes que vertebraron Europa hace ya más de mil años; estamos en una vía de comunicación espiritual, social, económica, política que aglutinó múltiples pensamientos que fueron a encontrarse en la explanada de la Plaza del Obradoiro y en su monumental y espiritual templo. 
 


Llegué a Bilbao en tren a la estación Abando-Indalecio Prieto cuando el día daba sus primeros pasos.
 
Según nuestros orígenes latinos, puede que peregrino tenga algo que ver con la persona que “camina a través de las tierras”. Por eso entiendo que hoy se puedan hacer multitud de Caminos de Santiago, pues cada persona debe salir de su casa para confluir ante la tumba del apóstol. Yo mismo he recorrido varios de los conocidos Caminos de Santiago en España. Es siempre un camino de experiencias diversas, de conversación serena, de mirada sosegada, de espiritualidad, de ciencia, de cultura, de comunión con diferentes personas y con la naturaleza entera. 
 


Un sosegado y precioso paseo por la muy cuidada ría de Bilbao hasta el Museo Guggenheim (pasé bajo la gran araña Mamá), continué hasta el Palacio de Congresos para cruzar la ría por el Puente Euscalduna y regresar por la Rivera Botica Vieja. La fotografía del Museo y la torre Iberdrola al fondo, está tomada desde el Puente La Salve en Avenida de las Universidades. 
 
Este año, muy avanzado el dos mil veinticuatro y como siempre acompañado y guiado por Pepe de Moveros (Zamora), emprendimos juntos desde Bilbao el “Camino Olvidado” nombre que prefiere ser recordado como “Camino de las Estrellas”, controversia en la que no quiero participar. Adelanto aquí que disfruté cada jornada desde la paz y la serenidad. Desde mi infancia tengo presente cada día que soy itinerante, que hemos de poner luz en esta tierra para que todas las personas podamos compartir la claridad de este mundo cada día; sé que estamos constantemente en camino, paso a paso, hacia un futuro de luz y de eternidad. 
 


Escaleras de Mallona. 
 
Después de visitar y hacer oración en la Basílica de Begoña, baje al Barrio Viejo por las Escaleras de Mallona. Tienen un ascensor para hacer este largo descenso, pero no quería privarme de tan sugerente descenso. Desde mi juventud, hoy ya estoy caminando hacia los setenta y tres años, he viajado a pie con frecuencia por diferentes regiones de la península y aún por otros lugares de Europa. Siempre he terminado cada jornada con admiración y entusiasmo, pasar por los diferentes paisajes con la lentitud del caminante produce una calma y un contento de difícil comunicación a través de la palabra. Solamente puedo decir que el corazón y el alma se llenan de un gozo que es duradero y permanente para siempre en el recuerdo y en la vida. 
 


Las escaleras de Mallona desembocan en la Plaza de Unamuno y desde aquí se dispersa el viajero hacia Siete Calles, la catedral, la Plaza de Santiago... y de nuevo la ría con el teatro Arriaga. Pero la Plaza de Unamuno tiene que quedar en la memoria fotográfica. 
 
Pues bien, como dicho tengo comencé este año en Bilbao donde dediqué el primer día a disfrutar del recorrido pausado por la ciudad. El entorno de su Ría con el Museo Guggenheim, el Parque Etxebarría para llegar hasta la basílica de Begoña, la bajada por las calzadas de Mallona hasta la Plaza de Miguel de Unamuno, la Catedral de Santiago y su plaza, las Siete Calles, La Ribera, El Teatro Arriaga, el Arenal, la Iglesia de San Francisco de Asís… fue una jornada de continuo paseo con paradas culturales y momentos de oración. 
 
Javier Agra.

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