jueves, 13 de marzo de 2025

CAMINO DE SANTIAGO 2 BILBAO – ZALLA


Aún no son las siete de la mañana cuando los dos peregrinos salimos del Hostel “Bilbao Metropólitan” donde pasamos la noche, Bilbao permanece en la sombra iluminada por las farolas; los coches y los autobuses pasan a ritmo cansino y silencioso en ambas direcciones mientras nosotros caminamos ausentes a sus motores descubriendo las señales del Camino, por la calle Autonomía primero y después, durante largo tiempo, por la calle Montevideo.


Vista de Bilbao desde el Parque Etxebarría. Un magnífico parque edificado sobre antiguas escombreras que recorrí subiendo hacia el Santuario de Begoña.

Allá abajo, la ría va transformándose de ciudad en zona industrial; sobre nosotros los montes Archanda y Pagasarri  se van desprendiendo de los edificios para mostrar pinos y vegetación. Bilbao es una ciudad de algo menos de cuatrocientas mil respiraciones al unísono en torno a la ría del Nervión.

En el barrio de Zorroza encontramos un bar abierto, ya llevamos un par de horas de camino, en el que entramos a tomar un café. Estamos en la salida de Bilbao hacía Alonsótegui. En Zorroza me vienen recuerdos de infancia cuando llegaba a Bilbao en el tren “de la Robla” después de doce horas de traqueteo por mesetas y montañas, por valles y oteros, entre la nostalgia de dejar a mis padres durante un año y el amargor del estómago producido por el hollín del carbón de la máquina del tren.

Hasta Alonsótegui, se estrecha la carretera y desaparece el arcén por lo que los peregrinos aceleran la marcha pues la circulación es continuada en busca de los numerosos polígonos abundantes en todas las cercanías de la ciudad de Bilbao. El río Cadagua fluye a nuestra derecha en su caminar sereno que busca su desembocadura en el Nervión, al otro lado un antiguo tren de vía estrecha pasa bullicioso con alguna frecuencia.


Aquí comienza el Canal del río Cadagua, que viene desde Cadagua en Burgos y recorre varios lugares de las Encartaciones de Vizcaya hasta desembocar en el Nervión entre el bilbaíno barrio de Zorroza y Baracaldo.

Hace tiempo que olvidamos el sonido de los motores, para disfrutar del verdor y el monte que flanquean a las casas de Arbuio, barrio de Alonsótegui. Pasamos a La Quadra con su coqueta iglesia de San Pedro que conserva una talla de María la Virgen del siglo XIII, sin abandonar las construcciones que van salpicando el paisaje, ya perteneciente a Güeñes. El río Cadagua tiene por aquí el inicio de un canal de riego.

Antes de entrar en Sodupe nos detenemos y nos entretenemos observando a un visón europeo o acaso nutria (pues no acierto a distinguirlos) que juguetea entre las ramas y el limo del borde del río mientras un mirlo chapotea seguramente en busca de una lombriz para su alimento.


Palacete de Los Salazar, en Sodupe. Hoy reparado y dedicado a Centro Cultural.

Ya estamos en Sodupe donde atravesamos una plaza con su mercadillo. Tiene Sodupe un curioso palacete, es la casa torre de Los Salazar levantada en el Medievo, hoy restaurada y adaptada como centro de cultura. Los paisajes son de una belleza que deja asombrados a los peregrinos. Llegamos al río Cadagua y continuamos camino con asfalto dirección Güeñes. Enseguida encontramos el inicio del Canal de Cadagua y, en el monte, una curiosa central eléctrica con numerosos postes diseminados por la montaña; pasados estos postes, las vistas son relajantes y llenas de vigor.


Iglesia de Santa María de Güeñes, en una encrucijada de caminos.

Güeñes es una localidad extendida por el casco urbano y por la ladera de sus montes del valle de Salcedo dentro de la comarca de las Encartaciones. Destaca entre sus construcciones el templo dedicado a Santa María con su ábside poligonal y sus siete altares. Entre diversas personalidades de nombre y éxito nacidos en este lugar quiero recordar al celebrado médico Carmelo Gil y Gorroño (Güeñes 2848 – Algorta 1910).


Zalla.

Surcando verdor y bosques de roble y abedul en prolongado y relajado paseo llegamos a Zalla, nos alojamos en un albergue de nueva factura, muy acogedor en el que nos trataron con familiaridad y cariño exquisitos. Entre diversos museos y abundante historia, se puede asegurar que es uno de los lugares de mayor interés para estudiar a sus ancestros autrigones. Zalla es una localidad de numerosas leyendas de lamias y brujas que habitan los montes circundantes a la población y su comarca, también de diferentes creaciones populares; pueblo, también por estos temas, muy apetecible para los buscadores de historias de otras épocas.

Participamos en la eucaristía en su iglesia de San Miguel, donde rezaron por todos los peregrinos, también por nosotros antes de darnos la bendición para continuar el Camino con sosiego y prosperidad.

Javier Agra

 

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