La gran ciudad tiene
los ojos en llanto por el azul lejano, inalcanzable; la gran ciudad se ha
salido del mapa y suspira soledad entre los carromatos del silencio que busca
su pan; la gran ciudad suena con roncas toses de queroseno y gases de malestar;
la gran ciudad ha perdido su nombre entre las alas del dolor y mira en silencio
hacia el futuro por conquistar, mira entre gritos hacia los cardos secos, hacia
las caídas hierbas, hacia las hojas sin brillo; la gran ciudad recuerda aún los
tiempos de olivos y de olor a pan y hoy comienza otra vez a caminar.
Entre los pinares de
Lozoya pasean senderos de agua y la suavidad de seda de invierno cubre con
sosiego la respiración de la primavera; los pinares besan a la gran ciudad y la
redimen de su soledad, de su miedo, de su fracaso; los pinares de Lozoya
brillan de promesas de primavera y vitalidad para que los humanos canten en la
fiesta de la solidaridad; los pinares de Lozoya se van por los silbidos del
aire y llevan el baile de la vida para curar las heridas de los corazones
tristes; los pinares de Lozoya cantan libertad y poesía, futuro y PAZ.
Javier Agra.
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