Las estrellas concluyen
sus últimos paseos por el Claustro románico de Santo Domingo de Silos. Algunos
acompañamos a los monjes en las primeras oraciones en la duermevela del mundo;
el gregoriano ya está en alabanza despierta. Serenidad y salmos, unos minutos
que se unen a toda la eternidad. Cantan los monjes un sonoro gregoriano, los
acompañantes susurramos un gregoriano más voluntarioso que musical.
Ermita visigótica de Santa Cecilia.
Muy cerca de Santibáñez
del Val está la ermita prerrománica de Santa Cecilia que también se conoce como
ermita de Barriosuso. Es una construcción en clara continuación de la
arquitectura visigótica española. Estamos en las tierras llanas de la Comarca
del Arlanza. La mañana se presenta propicia para recorrer esta parte del Valle
del Tabladillo, de modo en compañía de otros dos compañeros partimos acaso por
los mismos caminos que hace siglos recorrieran los romanos entre Astorga y
Clunia y que hoy se llama Camino de Santa Cecilia.
Puente romano de
Tabladillo, restaurado.
El campo está verde de trigales
y cubierto de aromáticas sabinas. El camino es austero, el camino invita a
caminar con silencio y lentitud para no desentonar de la antiquísima vegetación
por la que estamos transitando. Viejísimas sabinas que ya eran viejas antes de
que los humanos diéramos los primeros pasos sobre la tierra, trigales que
hicieron a la humanidad sedentaria. Y a todo esto, el sol castellano sin medida
ni piedad atraviesa la gorra y llena de sudor las sienes, el cuero cabelludo,
el rostro.
Ermita prerrománica de
Santa Cecilia.
Ante nosotros asoman
los chopos del entorno del restaurado puente romano de Tabladillo y de la
ermita mozárabe custodiando esta parte del Arroyo Mataviejas. La pequeña loma
que domina el entorno está coronada por la ermita de Santa Cecilia que se
encuentra citada ya en el año novecientos veinticuatro, aunque el pórtico de
cinco arcos es del siglo doce. Es una pequeña ermita de una sola nave
construida con piedra de sillería, en el muro del ábside encontramos una
curiosa ventana en forma de cruz griega con el centro y los extremos ampliados
en forma de círculos.
En estas llanuras,
entre la ermita y el Monte de los Cotos parece que estuvo emplazada la
localidad de Tabladillo con cierta importancia y alguna autonomía respecto del
imperio allá por el siglo segundo de nuestra era.
Las vistas desde este
cerro son hermosas y llenas de lirismo, entre la ermita y el Monte de los Cotos
parece que estuvo emplazada la localidad de Tabladillo del que toma nombre la
comarca. Los caminantes decidimos continuar un tramo más por el camino que nos
trajo hasta aquí, ahora por el llamado Camino Real de las Carretas. Las
llanuras de esta zona castellana son siglos de recuerdos y vidas que estamos
respirando entre la contemplación y la fatiga. Cuando nos parece que es momento
de regresar al Monasterio, saltamos una pequeña loma de monte de sabinas y
llegamos, allá abajo después de un buen rato de camino, al Pueblo de Santibáñez
del Val y finalmente al Monasterio.
Cenotafio de
Santo Domingo de Silos en uno de los pasillos del Claustro de la Abadía.
Transcurrió con serena
calma la tarde en la abadía benedictina. Por la noche visitamos la biblioteca y
su silencio, la biblioteca y sus siglos de escritura en más de veinte mil
volúmenes, la biblioteca donde cerré los ojos para conversar con los copistas
de siglos mientras mezclaban mixturas y tintas, la biblioteca y los incunables
y las glosas silenses que vieron nacer y fueron el balbuceo del castellano. La
biblioteca está cerrada a las visitas, a nosotros nos fue dado iluminar los
ojos, el corazón y el espíritu con la luz caliente de los siglos de libros.
Javier Agra.
¡Estás recorriendo unos de mis lugares más entrañables, en Burgos! Disfrútalo, porque es único. Un saludo.
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