Cualquier día del mes de enero una calle de Mijas es un hermoso lugar de
sosiego.
- Cuando aprendamos a amar a la humanidad
por lo que tenemos de revoltijo a través de la historia podremos valorar más
aquellas cosas que nos hacen distintos y únicos. Porque después de tantos miles
y miles de años y de cruces genéticos, la esencia humana es igual en todas las
personas.
Ramón
me comentaba estos pensamientos en Mijas
mientras paseábamos por la Calle del Agua para visitar la Ermita de Nuestra
Señora de los Remedios y la Fuente de los Siete Caños. Ramón es un hombre de
Mijas “de toda la vida” que nos indicó diversos lugares “de interés para los
forasteros”.
- ¡Anda que no ha llovido, y aún
granizado, desde que allá en la Prehistoria corríamos por estas laderas en
taparrabos! – Continúa Ramón, mientras me señala una hilera de geranios que
adornan la calle preciosamente engalanada en un blanco pulcrísimo.
Ermita de Nuestra Señora de los Remedios y Fuente de los Siete Caños.
Pienso
que Ramón tiene razón. Podremos estudiar la presencia de los fenicios o la
romanización posterior, los siglos
olvidados hasta la invasión musulmana, multitud de años de peleas entre ejércitos
musulmanes y cristianos con la desbandada posterior por miedo a los ataques
corsarios a las desprotegidas costas de Málaga.
Batallas
internas porque los agricultores han sido muchas veces pueblo trabajador y oprimido,
al menos de esas revueltas se escriben crónicas en los siglos ocho y nueve;
incluso parece que estas sierras vivieron una guerra civil al inicio del siglo
diez que terminó de forma sangrienta, como todas las guerras.
Mijas es un precioso pueblo lleno de encantados recodos, luminosas calles,
serenos parques…
Mijas
hoy es una población llena de sosiego. Esta tarde de enero llegamos al
aparcamiento que el Ayuntamiento tiene preparado para que podamos dejar el coche
por el precio de un euro durante todo el día. Salimos a su hermosa plaza de la
Constitución, recorremos sus calles comerciales entre escaleras que nos llevan
a paisajes de ensueño y cuento.
Allí
están los burrotaxis que son más una oferta turística que una necesidad. Están
bien cuidados los burros que estas fechas de enero más parecen una atracción
cultural que turística, las calles permiten paseos entre la serenidad y la
añoranza. Así llegamos hasta es mirador con los jardines sobre la antigua
muralla. Cuatrocientos treinta metros más abajo está el mar, sobre nosotros los
olivos, el tomillo, las encinas, el omnipresente cantueso donde se esconde la gineta
y vuela el petirrojo ascienden buscando las cumbres de la Sierra de Mijas.
Ermita de la VIRGEN DE LA PEÑA, patrona de Mijas.
Tuvimos tiempo para
visitar la Ermita de la Virgen de la Peña, patrona de Mijas. Dice la historia o
la tradición, en todo caso parece superar a leyenda, que fue escavada por un
monje mercedario a mediados siglo dieciséis en el interior de una mole de
piedra. Hermoso conjunto para solaz y paseo, unido al Mirador del Compás desde
donde el Mediterráneo cuanta leyendas de sirenas y buques piratas de otras
épocas.
En Mijas, el sosiego se
me entró en el corazón. Aún puedo escuchar el armonioso vaivén del mar, la
brisa austera del atardecer, las mañanas de sal y agua…La PAZ de los paseos…
Javier Agra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario