El Camino del
Palero es una antiquísima senda de comunicación entre pueblos de Madrid pasando
por el Puerto de Cotos y el Paular. Pedaleo esta jornada, desde la bicicleta
estática, por aquellos lugares para extender mi espíritu. Llego al amplio
Mirador de los Robledos en el momento en que el sol ilumina las cumbres en
tonos malvas y amarillos con luz de inmensidad. Pinares arriba escucho la Misa
Alemana de Schubert con la serena orquesta y las poderosas voces de solos y coro.
En el Mirador de
los Robledos, se erige un monumento a los guardas forestales y este reloj de
sol desde donde me quedo entre absorto y meditativo mientras el sol abraza
cálido las cumbres primero, después toda la ladera de las montañas y la tierra
entera para recordarnos que somos luz y fortaleza capaces de construir una
tierra mejor para todas las personas y la naturaleza entera.
Suenan los
remolinos saltarines del Arroyo de la Umbría y continúo aguas arriba por la
Senda del Palero mientras la vegetación se va extendiendo y deja cada vez más
visión de las montañas que rodean mi pedalada para que pueda sentir la
respiración de las ardillas de todos los tiempos, el croar de las ranas
antiguas, el crecimiento invisible de la naturaleza desde hace mil siglos.
Queda atrás la
Lagunilla, la Sillada de Garcisancho, descanso un instante en el Cerrito
Sarnoso (nunca entenderé tal nombre para este bello lugar) para contemplar
Peñalara y la Cuerda Larga. Recorro el amplio sendero hasta la Sillada de
Malabarba que me deja en la amplia explanada de Cabeza Mediana, amplios pastos
rodeados de vivaces robles servirán para mi sosiego antes de regresar para el
rezo de vísperas y asistir con unción a la Eucaristía de la RESURRECCIÓN del
Amor Solidario que es compromiso social en este Domingo de Pascua.
La fotografía
está en la amplia explanada y cima de Cabeza Mediana. Sed felices y buscad la
PAZ, amables lectores. Os abrazo.
Javier Agra
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