Conviene que estén asegurados unos días luminosos para hacer esta travesía que propongo en el que aseguro sosiego y fatiga, libertad y trabajo, inmensidad y esfuerzo. También es posible que la mucha cantidad de días de lluvia y oscuridad pongan alguna traba al plan, es frecuente en Picos de Europa encontrar una sucesión de días grises. Confiamos en el sol y en una tierra de paz.
He visitado unas cuantas veces Asturias y en varias me he detenido a admirar, contemplar y orar en el Santuario de la Virgen de Covadonga.
Desde el Santuario de Covadonga donde es interesante hacer una serena visita, salimos en coche por la reducida y emotiva carretera que llega a los Lagos con otra parada turística que puede extenderse cuanto el viajero quiera pues el alma y el corazón tienen aquí suficiente alimento para varias jornadas.
Desde el Lago Ercina admiramos el paisaje y contemplamos alguno de los picos por los que pasaremos estos días.
El coche lo dejamos más adelante, en el espacio llamado Pan de Carmen donde comenzamos a caminar por una amplia llanura que en seguida se va estrechando por el Arroyo Pomperi y la Vega del Huerto antes de comenzar el ascenso entre curvas y alturas de piedra y verdor por la Vega de Piedra antes de abrirse al inmenso asombro de la Vega de Canraso, aún otro peldaño más en el camino y llegamos a las Majadas de Rondiella.
La Vega de Piedra es una explanada de verdor y ensueños.
Estamos en uno de los puntos más admirados de toda la travesía; las Majadas de Rondiella, conservan la ruinosa presencia de esa figura edificada como suspendida sobre la tierra a modo de amplio hórreo, además de otras cabañas seguramente recuperadas con el tiempo. Aquí las vacas conectan los días antiguos con la actualidad de cada año que pasa.
El horizonte ofrece conversación y futuro. La naturaleza y las piedras, las hierbas y la brisa que aparecen ante mis ojos hablan de otras tierras y de otros tiempos, cuentan secretos de la vida e historias del pasado no imaginado por el montañero que ahora remonta estos senderos, hablan también del tiempo pasado y son iluminación del futuro de luz al que estamos llamados cuando nuestro espíritu esté libre del dulce peso de los años.
Las Majadas de La Rondiella presenta ese grandioso conjunto de verde y piedra, de edificaciones y vuelo de de pájaros, de vacas y de senderos pisados.
Desde el Collado del Gamonal ya se contempla la campa del Refugio de Vegarredonda donde perfectamente se puede hacer noche pues el camino tiene la fatiga de la espereza de las piedras y el desgaste de la respiración. Pasar la noche en un refugio de montaña invita a soñar estrellas y violines, a serenar el corazón y el alma entre los grillos y el murmullo silencioso de la noche en su aspecto más ancestral.
El Refugio de Vegarredonda está entre las rocas aprovechando un pequeño espacio verde. Es un buen sitio para descansar una noche y aún unas cuantas jornadas.
Javier Agra.
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