Las sendas más conocidas del Monte del Pardo son la de Valpalomero y la de Peñarrubia, señalizadas con un recorrido un poco inferior a cinco kilómetros. No obstante son muy abundantes y variados los caminos que se pueden recorrer sin dificultad, dependiendo del tiempo que el paseante quiera dedicar a esta actividad relajante y amena.
En mis paseos me encuentro con frecuencia con la Anchusa azurea, visible desde la distancia por sus pequeñas flores azules de pálido tono con cinco pétalos y cinco sépalos donde, a menudo, revolotean numerosas mariposas que lanzan rayos de luz en el entorno cuando el sol acaricia sus graciosos movimientos. Echiun Vulgare, es una planta muy abundante y también visible por su tono azul intenso, conocemos esta planta por su nombre más popular de “viborera” con sus flores en racimos con estructura “cimosa” (así llaman en botánica a las plantas que florecen comenzando por la parte más alta para continuar botando en sus ramificaciones). Su raíz fue y aún es apreciada para obtener productos de tintorería, su tallo que tiene utilidades médicas fue usado en la antigüedad como amuleto contra las serpientes por el perecido de su fruto, núcula, con la cabeza triangular de la víbora. Solamente su flor pese a su llamativo colorido muestra alguna toxicidad, seguramente para protegerse de los depredadores ¡La belleza efímera de la flor!
Continúo mi paseo entre pensamientos de libertad y esperanza cuando me sale al encuentro el Cantueso planta que no me parece que tenga mucha presencia en nuestro monte, seguramente porque recuerdo aquellos amplios campos de Acisa, pueblo donde comencé a nacer, y me viene a la mente también los ratos que pasábamos jugando entre esas plantas, sobre todo los domingos cuando íbamos al templo donde compartíamos la Eucaristía con las personas de Barrillos. En un otero, superada la Cruz Grande, con vistas ya al precioso edificio románico en cuyo pórtico aprendieron a leer varias generaciones de nuestros mayores antes de que se construyeran escuelas por aquellos pueblos, en un otero digo abundaba el cantueso, los niños correteábamos entre ellos imaginando que eran animales que se escondían a nuestro paso o eran águilas que emprendían el vuelo y se perdían más allá de los lejanos montes de Boñar camino ya del Susarón o de los primeros Picos de Europa. Las calles de Acisa no se alfombraban de esta planta para la fiesta de El Corpus Christi, como en muchos lugares de Castilla y de otros lugares, porque en Acisa aún no había llegado la carretera y los caminos eran tierra o barro dependiendo de las lluvias o del tiempo seco.
Después me enteré de que el Cantueso, Lavándula stoechas, también llamada Lavanda tiene utilidades medicinales y aún en cosmética.
También veo en mi paseo abundancia de Santolina de cumbres, Trisetaria panicea que es otra hierba gramínea muy reconocible porque tiene apariencia de ramillete poderoso cada una de sus hierbas y forma un conjunto llamativo, como invitando a danzar con sus espigas al suave balanceo que le produce el viento suave de las madrugadas, Espárrago silvestre que veo ya crecido entre otro matorral, como si fuera una planta tímida y quisiera ocultar su verdor casi incandescente al sonido de mi pausado caminar.
Brasica campestre: También conocida como nabo silvestre es una planta en ramificación de flores amarillas que, en su austeridad, vive feliz con poca agua. Se siente solidaria con las necesidades de la tierra en su conjunto, por eso tiende a poblar los terrenos en barbecho y aún los campos cultivados para que luzcan en amarillo frondoso, pero no osa establecerse en los prados que ya disponen de su propia belleza. Más de treinta especies forman su amplia familia entre las silvestres y aún pertenecen a esta familia otras especias cultivadas como el brócoli, la coliflor o el repollo que son brasica fructiculosa.
Javier Agra
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