Esta mañana la
bicicleta estática me lleva por su cuenta hacia las cumbres de Mampodre en las
montañas de León. He decidido que ella me guíe como conducía Rocinante a Don
Quijote sin otro rumbo que el de su buena ventura. Está en lontananza, mas la
magia de la ensoñación hace realidad la fantasía y así nunca sabremos si es más
realidad lo vivido o lo imaginado “que toda la vida es sueño…”
La fotografía
muestra los Picos de Mampodre desde la entrada del valle entre senderos sosegados,
praderas animosas, espinos, vegetación de montaña… Los nombres los sé porque los ha puesto Jose, experto montañero e inmejorable compañero de estas agrestes aventuras.
Estoy subiendo ya
las estrechuras que ha dejado atrás el ensoñador pueblo de Maraña, metido en
sus verdes valles de montañas y serenidad con los majuelos silvestres floridos,
los frutales domésticos en flor y los
huertos apuntando sementera. El camino de acercamiento es largo y pacífico. La
dureza de ascensión comienza en la cercanía de sus cinco picos diferentes.
Imposible subir en la bicicleta, salvo esta mágica mañana de pedaleo y
recuerdo.
Por el camino me
acompaña la noticia del fallecimiento, ayer, del músico polaco Penderecki
(1933-29 de marzo 2020); de inmediato suena en mis oídos su Sinfonía número
siete “Las siete Puertas de Jerusalén” dividida en siete movimientos. El coro y
la trompetería, se entremezclan con las voces solistas, los clarinetes, los
violines que cantan textos de diferentes libros del Antiguo Testamento bíblico.
Uno a uno voy
ascendiendo y descendiendo los cinco: Polinosa, Cruz, Mediodía, Valcerrao,
Convento. Hace rato que terminaron los prados verdes, ahora solamente me
acompaña el silencioso restallido de las piedras finas bajo mis pisadas, algún
graznido de un cuervo que disputa comida a los gorriones de las afueras de
Maraña. A lo lejos diviso Peña Santa, Torre Cerredo en Picos de Europa…
desciendo por el Valle de Valverde entre piornos y los primeros prados antes de
completar una vuelta circular inolvidable.
En la fotografía estoy
en el vértice geodésico, que es el punto más alto de los Picos de
Mampodre. Sed felices y buscad la PAZ,
amables lectores. Os abrazo.
Javier Agra
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