sábado, 22 de noviembre de 2008

EL CERRÓN

En la cima del Cerrón, Munia pregunta por la comida y Pipa le indica que tiene la mochila a su espalda. La ascensión fue dura, buena amiga, pero comeremos.

El Hayedo, mezcla de colores y de vida, es símbolo de la tierra acogedora.

¿Ves la nieve en lo alto? Deja volar tu espíritu... imagina un futuro feliz para todos. Estamos en el Collado que separa los caminos de la cima del Santuy y el Cerrón. Aquí, bajo nosotros, confluyen el Jarama y el Ermito.

Brillo y hojas al amanecer. Tu nombre en la mochila. Atrás ha quedado la carretera nacional I, Gandullas... el coche en el aparcamiento del Hayedo de Montejo. Cruzamos el puente sobre el Jarama y estamos en la provincia de Guadalajara. Río arriba el hayedo es una fogata de luz que calienta nuestro espíritu en este domingo recien amanecido. Munia y Pipa disfrutan, además de la magia del ambiente, del agua: entran y salen al río con carreras y risas, han convertido el caudal del otoño en una bañera, las hojas son su esponja y de la arena han hecho jabón.

La ascensión por la ladera del pico Santuy, nos abre la vista del hayedo: una fuerza de colores, otra fuerza de convivencia entre distintos árboles, otra fuerza de unidad en la diversa vegetación. El nombre de la naturaleza es integración, ¿en la variedad está su hermosura? La vista es grandiosa desde nuestra altura.

Apenas superamos los mil setecientos metros, la nieve es nuestra compañera. La subida se ralentiza y el espíritu se agranda en palpitaciones de inmensidad. Brillo y luces de la montaña, son sístole y díastole para nuestro compromiso con la eternidad, para nuestro esfuerzo por la tierra. Desde estos senderos se agranda la naturaleza. Vista desde estas alturas, la tierra es fértil para todos, el hambre no es culpa de la tierra.

La nieve aumenta. Pipa y Munia hacen la subida fuera de las pisadas humanas, a veces demasiado hundidas en la nieve, les cuesta caminar, nos cuesta avanzar, el futuro está a la vista, el horizonte es claro ¡pero tantos impedimentos dentro y fuera de nosotros! ¡Ánimo, la cumbre nos llama!

La vuelta del Cerrón fue otra aventura de nieve y caminos por explorar. La noche nos visita mientras estamos aún recorriendo el maravilloso valle del arroyo Ermito. Aquí conversamos sobre la gente de la peña perruna, es buen sitio para pasear un día. Entrañable lector, te recomiendo esta última parte de nuestro camino: seguramente en cuatro horas disfrutarás de este recogido valle, entre el silencio y los colores, entre los trinos y el silencio. Serás uno con el hayedo y la tierra entera y tu espíritu volará más allá de la maldad hiriente de la humanidad hasta la cumbre de la paz y la libertad de la sonrisa.

Han pasado nueve horas desde que comenzamos a caminar. Ahora, sentados a una mesa, conversando delante del café, la esperanza ha tomado asiento en nuestro pecho, la esperanza ... ¿cúanto durará la esperanza?
Javier Agra.


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