lunes, 28 de febrero de 2022

IBONES EN PIRINEO DE HUESCA


A veces el titular puede encerrar extensión en demasía; tal cosa ocurre en este encabezamiento pues el Pirineo de Huesca es amplio como para no poder comprimirlo en un artículo. De modo que lo dejaré en “apuntes sobre algunos ibones del Pirineo de Huesca” cerca ya de saltar hacia las cumbres de Francia.

Amanece en brillos y laureles en el Refugio de Bachimaña cuando los montañeros, mochila y botas, salen para despedir estrellas y saludar madrugadas. Dejamos sin nombrar los embalses cercanos al Refugio pues son construcciones recientes y continuamos entre peñascos y alturas de impacto en el corazón.

Atravesamos el arroyo de anchurosas aguas y alguna que otra cascada de mayor o menor tamaño, acaso las botas se nos mojan y aún más se baña el espíritu de emociones y alegrías; así continuamos entre la reducida floresta de montaña y la amplitud de rocas hasta llegar a los Ibones Azules en una especie de pradera de seda verde. Unos metros más arriba llegaremos al Ibón Azul superior.


Ibón Azul inferior. Al fondo los Picos del Infierno, uno de los más reconocibles del Pirineo por su amplia veta de marmórea piedra,  el Pico de Piedrafita al fondo y el comienzo del Circo de Vignemale.

Caminamos hacia el Garmo Negro, abajo queda Panticosa y el río Calderés con la Cascada de Bozuelo y otras fantasías de agua y de sueños. Delante de notros juegan en pequeños vuelos las chovas pidiendo migas de pan, las cabras rumian hierbas y tiempo, alguna marmota lanza sus gritos al retumbante eco. Llegamos a los llanos de Arnales entre rocas y senderos retorcidos, con su escondido ibón.


El Ibón de Arnales es un amplio reducto de agua donde acuden las aves, los saltarines animales, los pequeños roedores, donde se reflejan las hadas en las noches silenciosas de luna clara cuando acuden a visitar a la Marigüena, buena madre de todas las criaturas.

Superamos la majada y el Valle de las Argualas donde es fácil encontrar otros montañeros que van y vienen en nuestro misma ruta o en otras que por aquí cruzan y llegamos sudorosos y entusiastas a la cima del Garmo Negro, brillante de fuego al amanecer, dorado de luz reflejada en esta hora del mediodía. Desde aquí la vista nos lleva a la lejanía, la fantasía hasta el infinito, la voluntad hasta lo eterno.


Hemos hecho cumbre en el Garmo Negro, dicen que en las noches de tormenta se escuchan desde muy lejos las quejumbrosas voces de los Omes Granizos que buscan cuevas donde refugiarse.


Desde el Garmo Negro contemplamos los Ibones de Pondiellos allá abajo. Frente a nosotros los Picos del Infierno con esa veta marmórea, como si fuera una porción de nieve perpetua, que los hace tan reconocibles desde la distancia. Vemos el Pico Balaitus.

-       -  Mira, parece un pato lanzándose ladera abajo! Me dice Jose señalando una mancha de nieve que está más a la derecha de Pico del Infierno oriental.

-         - Tal semeja, tienes razón. Convengo con él.

De esta suerte pasamos un buen rato sobre la cima, descubriendo nombres de picos más cercanos y más lejanos, poniendo nombre a la forma cambiante de las nubes que nos sobrevuelan, imaginando figuras de otras manchas de nieve que se mantienen entre los Ibones de Pondiellos y la ladera de los picos. La tarde comienza a encresparse entre el movimiento de las nubes, por eso decidimos regresar a terreno llano antes de que los Bulturnos nos traigan un griterío de brujas de las que no conocemos sus intenciones.

Javier Agra.

 

jueves, 24 de febrero de 2022

DE COVADONGA A LA TORRE DE LOS TRAVIESOS y II

Atrás queda el Refugio, superamos también el antiguo refugio y la fuente mientras ascendemos entre tubos de piedra y magia hasta la Llampa Cimera con el cilindro emocionante del Porru Bolu de frente. Antes disfrutamos de campas y valles verdes, ahora entramos en terrenos de jous, argayos y zonas cársticas que hacen de Picos de Europa una amplia visión de fantasía y sueños sublimes. Difícilmente puede la imaginación fantasear sobre el Jou Santo o la caliza montaña arriba buscando las Crestas de los Argaos.


El Valle de la Gurbezosa se cierra al fondo con las cumbres de los Argaos. A la derecha en primer plano la fuente, al fondo el Porru Bolu. La piedra está engullendo al verdor de las praderas.

Atrás queda el Refugio de Vegarredonda… y los recuerdos quedan atrás, se van diluyendo en la neblina de los días, pero el alma los lleva impresos como una obra de arte en su museo más allá del tiempo, como un sueño prolongado en la eternidad de lo vivido, quedan atrás como el sudor del esfuerzo mientras permanece la conquista y el brillo eterno de los ojos que lo han visto.


Cerca del Collado de la Fragua.

La Cuesta de las Barrastrosas, la piedra blanquísima y brillante por el sol que refleja llamas de misteriosos soles que rebotan entre las lomas y las cumbres. Aquí se aposenta entre quietud una pequeña fuente y un pequeño prado que invitan a poner tienda y acampar, pero los montañeros continúan caminando a la vista ya de Torre de Santa María también conocida como Peña Santa de Enol, ligero descenso e inmediata subida hasta la boca del Jou de los Asturianos.


La subida a la Torre de Alba o delos Traviesos la hacemos por ese espacio que parece una loma creciendo hacia la cumbre. Por aquí podemos contemplar carst y jous de los que abundan en todo el trayecto.

Aquí entre la caliza y los recovecos de carst y jous inmensos recuerdo que la vida es lenta. He aprendido de los chopos que viven una vida entera cada año, al comenzar sus broten cuando apunta la primavera para terminar dormidos en invierno con la savia congelada, desnudos ya de hojas y de pájaros para retomar de nuevo en la siguiente primavera el camino de vivir una vida entera cada año. Y nosotros queremos ir de prisa por esta tierra de tecnología y asfalto, pero la brisa del tiempo tiene su ritmo lento como el camino que hacemos por la montaña.


Cima de la Torre de Alba o de Los Traviesos.

Estamos metidos en unas sucesivas zonas de carst entre belleza y misterio hasta la Canal Parda, base del pico que hoy estamos a punto de ascender, Los Traviesos o Pico de Alba. Subimos por su fondo, entre quiebros y admiraciones, entre sudores y sonrisas, entre espolones y piedra suelta… Pero la brisa de esta jornada nos ha sido favorable porque teníamos marcado el rumbo y precisada la cumbre y todos los vientos ayudan a quienes saben su destino.


Desde la cumbre las vistas son inmensas hacia todas las direcciones, el espíritu salta de cumbre en cumbre hasta igualar todos los corazones de la tierra. Más acá, sin llegar al infinito, contemplamos Peña Santa de Castilla sobre el Jou Santo.

Cada cumbre de Picos de Europa es un gigante de cuatro rostros que miran hacia los diferentes puntos cardinales; todos comienzan con crestas y montañas de piedra cercanas, con profundos jous que se hunden en la caliza  bajo los pies del montañero; más crestas en lontananza que parecen aves de corral meciéndose en el viento, debajo se adivinan ríos y senderos, carreteras y poblaciones antes de perderse en el horizonte entre la brisa de otros tiempos y otros paisajes, de otras personas con sus preocupaciones y sus anhelos, de otras esperanzas y otros sueños. La montaña trae hasta el montañero la paz y los deseos de toda la tierra, la fortaleza y los latidos de todos los tiempos.

Javier Agra.

 

miércoles, 23 de febrero de 2022

DE COVADONGA A LA TORRE DE LOS TRAVIESOS I

 


Conviene que estén asegurados unos días luminosos para hacer esta travesía que propongo en el que aseguro sosiego y fatiga, libertad y trabajo, inmensidad y esfuerzo. También es posible que la mucha cantidad de días de lluvia y oscuridad pongan alguna traba al plan, es frecuente en Picos de Europa encontrar una sucesión de días grises. Confiamos en el sol y en una tierra de paz.


He visitado unas cuantas veces Asturias y en varias me he detenido a admirar, contemplar y orar en el Santuario de la Virgen de Covadonga.

Desde el Santuario de Covadonga donde es interesante hacer una serena visita, salimos en coche por la reducida y emotiva carretera que llega a los Lagos con otra parada turística que puede extenderse cuanto el viajero quiera pues el alma y el corazón tienen aquí suficiente alimento para varias jornadas.




Desde el Lago Ercina admiramos el paisaje y contemplamos alguno de los picos por los que pasaremos estos días.

El coche lo dejamos más adelante, en el espacio llamado Pan de Carmen donde comenzamos a caminar por una amplia llanura que en seguida se va estrechando por el Arroyo Pomperi y la Vega del Huerto antes de comenzar el ascenso entre curvas y alturas de piedra y verdor por la Vega de Piedra antes de abrirse al inmenso asombro de la Vega de Canraso, aún otro peldaño más en el camino y llegamos a las Majadas de Rondiella.


La Vega de Piedra es una explanada de verdor y ensueños.

Estamos en uno de los puntos más admirados de toda la travesía; las Majadas de Rondiella, conservan la ruinosa presencia de esa figura edificada como suspendida sobre la tierra a modo de amplio hórreo, además de otras cabañas seguramente recuperadas con el tiempo. Aquí las vacas conectan los días antiguos con la actualidad de cada año que pasa.

El horizonte ofrece conversación y futuro. La naturaleza y las piedras, las hierbas y la brisa que aparecen ante mis ojos hablan de otras tierras y de otros tiempos, cuentan secretos de la vida e historias del pasado no imaginado por el montañero que ahora remonta estos senderos, hablan también del tiempo pasado y son iluminación del futuro de luz al que estamos llamados cuando nuestro espíritu esté libre del dulce peso de los años.


Las Majadas de La Rondiella presenta ese grandioso conjunto de verde y piedra, de edificaciones y vuelo de de pájaros, de vacas y de senderos pisados.

Desde el Collado del Gamonal ya se contempla la campa del Refugio de Vegarredonda donde perfectamente se puede hacer noche pues el camino tiene la fatiga de la espereza de las piedras y el desgaste de la respiración. Pasar la noche en un refugio de montaña invita a soñar estrellas y violines, a serenar el corazón y el alma entre los grillos y el murmullo silencioso de la noche en su aspecto más ancestral.


El Refugio de Vegarredonda está entre las rocas aprovechando un pequeño espacio verde. Es un buen sitio para descansar una noche y aún unas cuantas jornadas.

Javier Agra.


viernes, 18 de febrero de 2022

MALICIOSA


Pocas cosas nuevas puedo añadir sobre las técnicas de subir a La Maliciosa, montaña que siempre me ha parecido muy poderosa en el conjunto de la Sierra de Guadarrama. Queda alejada de los diversos puntos de subida, pero siempre es como el último sueño profundo antes de la madrugada.

Desde el Regajo del Pez y el Collado del Piornal, o la Cuerda de Los Porrones; ascender Manzanares arriba hasta su nacimiento en ventisquero de la Condesa para después coronar la Maliciosa, o por el Valle del Arroyo de Peña Jardinera cerca de los Almorchones y superar el Peñotillo que siempre me ha parecido un filósofo meditando con los ojos cerrados; desde La Barranca y aún desde Navacerrada pasando por la Bola del Mundo. Son todas, y aún otras más, subidas llenas de esfuerzo y energía, de vitalidad y serena inmensidad.


Cumbre de la Maliciosa.

Entre barrancos y praderas, las cabras monteses han encontrado acomodo para su solaz y expansión entre las pedreras y los vegetales, entre los piornos y enebros, entre el brezo y el arándano, sin otros predadores más que las altivas águilas que cuidan el cielo de Guadarrama donde vuelan felices la collalba y el acentor. Los animales que pueblan su amplitud encuentras allí refugio, protegidos por las cariñosas y rocosas manos de la cumbre de la Maliciosa siempre incólume ante las nevadas, el sol o los vientos furiosos.

Cuántos siglos de novela y misterio encierra la Maliciosa! Cuentan de una bruja que tenía en su cumbre un vergel… cuentan de jinetes que en las noches de luna llena cabalgan sus cumbres buscando algún hilo de plata para coser la rueda de sus hazañas… cuentan de diablillos juguetones que encienden hogueras de madrugada para calentar sus correrías y se diluyen con los rayos del sol primero… cuentan acaso sonidos de gigantes aves prehistóricas que nunca llegaron a descender a los valles porque necesitaban todo el oxígeno de las altas cumbres para sobrevivir…


Comienzo el descenso, en mi corazón suena el concierto para violín de Glazunov y suena la libertad y la PAZ como deseo para toda la tierra.

Desde la cumbre puedo escuchar por toda la Sierra el concierto para violín y orquesta de Aleksander Glazunov (San Petersburgo 1865 – Paris 21 de marzo 1936), estoy en este ambiente contemplativo de la cadencia del violín en el moderato que envuelve el espíritu de la montaña. Comienzo el descenso en la amplitud de la serenidad montañera, incluso alguna cabra suelta que se cruza a mi paso camina al ritmo del andante sostenido del violín y la orquesta. Las manchas de nieve se agolpan hacia el Ventisquero de la Condesa para alimentar el nacimiento del Manzanares. Vuelan algunas aves de pequeño tamaño jugando con las retamas y los primeros pinos monte abajo entre el arpa y la trompeta con que vamos entrando al tercer movimiento del concierto de Glazunov.

Por todos los caminos, La Maliciosa es esfuerzo y sudor, es entusiasmo y sosiego, es lentitud como la naturaleza pausa su devenir a cada momento según conviene, es respiración fatigosa y corazón ardiente, es un abrazo de esperanzada libertad y de solidaria igualdad para todas las personas y la naturaleza entera.

Javier Agra.