lunes, 12 de diciembre de 2022

CASCADAS DEL HERVIDERO


Varias son las posibilidades de sendero para llegar hasta estas hermosas cascadas del Hervidero, ninguna tiene señalización. Sin embargo, siempre podemos guiarnos por quienes han hecho este viaje antes que nosotros. En la vida, en las ideas, en tantas cosas nos podemos guiar y nos guiamos por otros que han recorrido el camino antes que nosotros!


Cascada del Hervidero

Jose y yo, hicimos el camino más breve, camino que se puede hacer con niños y cualquier persona de poca resistencia. Así aparcamos el coche en el polígono industrial El Raso, al lado de una gran superficie de venta de alimentos en calle Madrid, 40 de San Agustín de Guadalix.

Cruzamos el puente por la carretera y de inmediato nos adentramos en un sendero hacia la derecha, siempre a orillas del río Guadalix. El sendero se encañona enseguida entre el agua con abundante vegetación y unos farallones de arenisca a nuestra izquierda que desprenden tierra y alguna piedra de menor tamaño. El sendero esta mañana es un mullido suelo mezcla de hojas y barro.

Es el camino del Brincadero. Más adelante se abre en un valle amplio poblado de encinas y enebros. Suena el agua entre recodos y pequeñas cascadas. Nos detenemos con frecuencia hora para admirar un grupo de colmenas, hora para fotografiar algún arbusto, hora para contemplar las viejas edificaciones del Canal de Isabel II.


Un enebro cargado de frutos.

Mi corazón camina con el cielo azul que espera primaveras con rojas flores de encendidas vivencias en las madrugadas de todos los tiempos. Los árboles hoy amarillentos en sus hojas y con la savia dormida y dudosa recogen susurros del aire envueltos en suspiros enamorados, en recuerdos y proyectos, en sonrisas serenas.

Camino despacio por esta sinfonía sosegada que se me ha metido en el alma esta mañana de otoño camino de las cascadas del Hervidero en el río Guadalix; se me ha metido en el alma como la música de Tchaikovski siempre grandioso y accesible. Mi corazón palpita con su Marcha Eslava y pienso que Tchaikovski es una magnífica opción para entrar en la llamada música clásica y no abandonarlo ya nunca. Con él camino junto al río por estos prados entre pequeñas montañas.

Junto al río abundan chopos, sauces, alisos; en la pradera, donde hozan los jabalíes, crecen encinas, enebros, majuelos que me traen recuerdos de niñez en Acisa de las Arrimadas cuando corríamos jugando al escondite por la amplitud de Las Matas en las tardes de otoño bajo el cálido sol de plata.

Nos sigue desde hace rato un petirrojo curioso y travieso, con su piar parece que nos reta a caminar más deprisa pero nosotros en la montaña entramos siempre en senderos de pausa; se asoma la oropéndola con vuelos rápidos y escurridizos antes de esconderse entre las ramas; las lavanderas saltan delante de nosotros con el constante movimiento de su cola larga y la avispada mirada capaz de observar todo el entorno en una vista rápida.


Construcción del canal después de cruzar el puente de piedra. Unos metros más allá, la carretera dará una fuerte curva ascendente a la derecha, nosotros seguiremos el camino sendero que desciende hacia el río.

En la zona del Charco del Aliso, salimos a una antigua carreta desvencijada que sirve para el cuidado de  la infraestructura del Canal de Isabel II. Unos metros más allá cruzamos el puente sobre el río Guadalix y enseguida encontramos a nuestra izquierda otra estructura del Canal. Unos metros más adelante abandonamos la vieja carretera y seguimos el camino que baja en dirección al río.


Esta es la escalera de piedra que desciende hasta las cascadas del Hervidero. Los ojos del puente forman parte de otra infraestructura del Canal de Isabel II.

Pronto llegamos a las cascadas. Hemos de descender por una escalera de peldaños de piedra. Hemos escuchado sonidos agua durante todo el trayecto, ahora también lo vemos caer con mansedumbre formando una charca de paz y sereno reposo que mece las adormecidas aguas.


CASCADA DEL HERVIDERO

De regreso, cruzamos un puente de madera para dejar el río a nuestra derecha y entrar en el polígono por un área recreativa a la que llaman Laguna de Los Patos. Los chopos, los alisos, los sauces tienen aquí un aspecto de desaliñada fantasía, de vegetación agreste y cercana.  

Javier Agra

 

domingo, 11 de diciembre de 2022

DÍA INTERNACIONAL DE LAS MONTAÑAS 2022


Me he detenido en un mirador subiendo la Senda Santé camino de La Najarra que se ve al fondo y es la cumbre primera, o la última dependiendo de donde se comience la ruta, de la Cuerda Larga. Esta fotografía es de hace ya tres inviernos, la pongo hoy aquí para celebrar el DIA INTERNACIONAL DE LAS MONTAÑAS.


 Al fondo, La Najarra. Cumbre de inicio o final de La Cuerda Larga.

Me he detenido a escuchar su voz, la voz de todas las montañas, las palabras tenues que conmigo comparte el viento. Y tengo la impresión de que es la montaña la que ha parado su actividad para escuchar mi corazón y mi lamento; y tengo la impresión de que es la montaña la que entrega los reflejos brillantes de su nevada cumbre para lavar mi alma y mi pensamiento; y tengo la impresión de que es la montaña la que traslada a mi vida su espíritu inquieto, amoroso y de misterio.

He detenido mi caminar lento en este mirador cerca de La Najarra y me pregunta si me dirijo hacia las fronteras del tiempo en esta tierra sin fronteras donde el llanto de las personas y sus preocupaciones y congojas se transforman en entusiasmo, alegría y abrazo de fiesta. Me pregunta si me dirijo hacia los recuerdos del pasado entre terrenos áridos y baldías tierras que serán transformadas en jardines frondosos y feraces campos donde recolectar alimento para todos los habitantes de la tierra.

Hacia la cumbre de las montañas está subiendo toda la historia humana, respirando anhelos y esperanzas y en el camino van transformando el corazón y el alma hasta encontrarse con el pedregal que soporta el frio y la nevada, el sol y la tormenta, con la vegetación que mece el viento y se alimenta de la luz clara y la temporal lluvia, con las aves ve vuelo solemne y ágil canto, de plumaje vistoso y misteriosa vida, con los animales de la tierra que reptan y corren, que se desplazan silenciosos y saltan, con los que comen hierba y se alimentan de la caza.

He visto la naturaleza entrelazada entre todas las criaturas, caminando unida hacia un futuro de PAZ y de concordia, cuando me he detenido en un mirador subiendo la Senda Santé camino de La Najarra.

Javier Agra

 

 

lunes, 28 de noviembre de 2022

AMANECER: ADAGIO


Asistir a un amanecer en la montaña es escuchar el adagio de Samuel Barber (West Chester, Pensilvania 1910 – Nueva York 23 enero 1981)

El sol viste de violines y violas el horizonte mientras el montañero camina con lentitud por los amplios valles en busca de la cumbre. Los coros de cuerda del violín se expanden entre la vegetación entregando los iniciales rayos de calor y luz. Se esconden los bajos entre las rocas y las oquedades de la falda de la montaña buscando alguna madriguera de conejo, algún resto del sueño de los rebecos que ya han remontado las cumbres más allá de la vista del montañero.


Amanece en el Cotiella, poderoso pico calcáreo del Pirineo aragonés.

Los violonchelos se aplican en tocar la melodía de la composición mientras el sol extiende sus brazos lamiendo las altas rocas donde anidan las águilas, asciende la música hasta el fortísimo porque el sol desciende veloz ladera abajo hasta encontrar las pisadas del montañero. Vuelve a suaves acordes y el sol se acurruca entre las ramas de los últimos árboles montaña arriba.

El cielo y la tierra han cosido sus caminos con los brillantes hilos rosáceos del amanecer, con la música íntima del adagio de Barber. El cielo ha escondido las estrellas para ponerse un manto de colores y de luz. La flor del sendero y el lagarto en su pausa beben luz y música al mismo tiempo en esta temprana hora de la aurora. Besos de música y de luz caminan montaña adelante en este primer albor que sabe a violines y a miel.


Cabañas en el Bernacho, valle de ascenso al Castro Valnera.

Los bajos del violín en acordes de luz y sombras hacen jugar al sol entre las brechas de roca y matojos, entre las altas corrientes de agua disimulada en la espesura de la hierba donde algún ave acude a beber su temprano día antes acaso de volar buscando frutos y alimentos diversos. El sol amanecido ha conquistado las cumbres y los valles mientras los violines y las violas se citan en el reposo de las últimas notas del adagio de Barber en un acompasado tono de música y rayos de sol que bailan su silencio vegetal elevando el corazón del montañero hasta las cimas de la paz y el entusiasmo de vivir y confiar en un futuro de luz y música entregada y compartida por la humanidad entera.

Javier Agra

 

sábado, 26 de noviembre de 2022

SIERRA DE ALMENARA: REFLEXIONES


Reflexiones al pie de un pino en la SIERRA DE ALMENARA

No me lamento.

Algunos días me miro en el espejo y parece que veo despojos de mi mismo y de las miserias que han cosido mi existencia a esta desolada piedra fría que es el vivir entre los humanos y los vegetales, entre las aves y los minerales.

¿La melancolía será el aliento de mí caminar como si tuviera que huir de las miradas y los abrazos igual que un gamo asustado ente el ruido de los cazadores en una tarde de niebla o como un rayado jabalí que corre entre las rocas frías perseguido por mortales enemigos?

Me levanto y respiro.

¡Por Dios, aún tengo conciencia! No seré temeroso porque mantengo la dignidad de un árbol vital enhiesto entre la nevada y las cumbres de las montañas. Conservo aún el corazón cálido capaz de transformar la ventisca y la nieve en savia de vida retoñada en la primavera que duerme ahora entre el huracán y la tormenta.

El corazón y la sangre que heredé de mis antepasados para caminar siempre y construir una tierra de libertad y de PAZ, de fraternidad y de justicia. El aliento que brota de mis entrañas y busca calentar esta tierra solitaria donde se olvida demasiado la solidaridad. ¡Aún tengo conciencia, por Dios!

Me levanto y respiro. 

Javier Agra.