martes, 31 de agosto de 2021

PICO CUIÑA I: VEGA DE ESPINAREDA


El punto más elevado de la comarca de los Ancares, que ocupa parte de León y una vertiente de Lugo, es LA CUIÑA. Hacia allá vamos Jose y yo en unas jornadas de montaña y paseos. Pasamos la noche en Vega de Espinareda.


Estamos muy cerca de la cumbre del Pico Cuiña. La Cuiña le llamamos con una familiaridad de siglos.

Esta población, a caballo entre el Bierzo y los Ancares, nos dejó admirados y nos aumentó la felicidad. Hoy Vega de Espinareda tiene una población superior a dos mil doscientos habitantes contando otras diez pequeñas poblaciones llenas también de curiosidades, de vegetación, de majuelos, de frutales que alimentan personas y aves, acebos, hayas, robles…


Playa Fluvial del río Cúa en Vega de Espinareda una tarde de agosto.

El entorno de Peña Piñera en la localidad de Sésamo habla de tiempos prehistóricos con sus amagos de pinturas en piedra, sus antiquísimas ruinas vestigios de lo que fueron castros.

El breve río Burbia, afluente del Cúa, riega la población de Burbia entre castaños milenarios con formas de hadas y trasgos, con leyendas en sus montañas y en su aire, es una localidad para visitar entre sosiego y asombro, más allá del tiempo y las preocupaciones.

Vega de Espinareda conserva un majestuoso puente romano que escucha conversaciones de los humanos con el río Cúa desde el siglo primero de nuestra era. Sobre sus piedras resuena el tiempo, las risas, las lágrimas, los susurros, las canciones de la historia. Por este puente acaso permanezcan sonidos de sangre y látigo para cruzar con el oro de Las Médulas.


Puente Romano. Ese árbol tan elevado, es un pinsapo que nos recuerda otras excursiones realizadas por sierras de Málaga.

Hoy el puente, en torno al que se edificó la actual población de Vega de Espinareda allá entre los siglos nueve al doce, se llena de movimiento y entusiasmo en la piscina fluvial que es recreo para el pueblo y aún para los muchos visitantes temporales que por aquí descansan.

El Monasterio de San Andrés comenzó su andadura en aquellos mismos siglos: Mayestático edificio de oración y trabajo, sobre una leve colina dominadora de la fértil vega que da nombre al pueblo. En sus viejas piedras se mezclan leyendas de amores y guerras, de sabios monjes y crueles amos, de caritativos tiempos y momentos de usura.


Monasterio de San Andrés.

La Desamortización de Mendizábal de mil ochocientos treinta y seis, desposeyó al monasterio de todas sus huertas y expulsó a los monjes. El edificio que había sufrido diversos avatares entre incendios y reconstrucciones, presenta hoy una cara de estilo neoclásico. Su claustro fue saqueado para construir otras viviendas y hoy está entre apuntalado y comenzado a mantener. Su original refectorio mantiene la primitiva estructura, hoy encalado y transformado en comedor para actividades diversas que en Vega de Espinareda quieren retomar.

En su parte trasera se conserva una graciosa fuente de dos caños a la que se conoce como la Fuente de la Vida, dice la leyenda que si bebes  de sus aguas siete veces, siempre tendrás salud. ¿Se podrá beber las siete veces seguidas o será que es necesario hacer siete visitas a Vega de Espinareda? Mi pensamiento es que bien se pueden visitar siete veces estos hermosos parajes llenos de vida eterna en un instante.

Javier Agra