viernes, 10 de abril de 2009

CUERDA DE LAS CABRILLAS

Peña Pintada... Peña Horcón... al fondo la ladera de Guarramillas o Bola del Mundo. La Cuerda de las Cabrillas está jalonada de la respiración de tantos montañeros que, el paseante, puede conversar con el aire; hablar de tiempos remotos o de lo que ha visto esta mañana.
Jose y yo, aparcamos, temprano como es nuestra costumbre y la de todos los montañeros, en la Barranca: creo que ya lo he escrito más veces... Carretera de Colmenar Kilómetro cincuenta y siete doscientos, sale a la derecha desde Madrid - a la izquierdas si se accede desde Villalba - (pero tanta explicación me pierde y me acogota; y miro el mapa; y me aseguro; y digo, es cierto; y guardo el mapa; y recuerdo).
¡La Barranca es tan hermosa fuera de los mapas! Aquí estamos, pues, con la mochila calzada y la mirada paseando de las altas cumbres a las gotas del agua. En la Fuente de Mingo, Munia y Pipa apenas dan un lametón, no tienen sed, aún está comenzando la jornada. Salimos de la casi-carretera para continuar el muy marcado sendero que sube hacia las cumbres atajando curvas. Nieve a nieve, vista a vista, gozo a gozo, llegamos hasta el mirador de Las Canchas después de hora y media de silenciosos comentarios mantenidos entre los dos montañeros.

Desde aquí, la vista se dilata hasta el infinito, porque más allá de lo que dibujan las pupilas, imaginamos... recordamos... esperamos... (Seguramente, amigo lector, habrás reconocido en esta foto "La Maliciosa". Poco importa si no la has reconocido, pues te basta saber que es una montaña que reclama admiración y silencio, camino y esfuerzo; sube... sube... no cortes tus alas).
Desde el mirador, comenzamos, montaña arriba, a recorrer la Cuerda de las Cabrillas. No es difícil... Casi todas las cosas de la vida dependen de las decisiones que tomamos y el empeño en conseguir unos objetivos. Casi siempre llegamos hasta donde ponemos nuestro esfuerzo, en la vida y en la montaña.
Javier Agra.

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