miércoles, 22 de diciembre de 2010

DICIEMBRE

DICIEMBRE. Un recuerdo de lumbre y musgo hace nido en mis sienes cuando la tarde entorna sus portones por el horizonte. Aparece una estrella y el brillo de la noche acarrea los vientos entre sonidos de aceras y pisadas de hojas dormidas, acaso soñadoras de poetas y versos; acaso soñadoras de profetas y besos; acaso soñadoras de otros nombres lejanos en medio de las tormentas.

Las tormentas. Diciembre está lleno de luceros y hecatombes sin nombre, recuerdos de otros días en movimiento camino de las flores y las abejas; hoy solamente se mueve mi verso entre el hielo y los neveros – serán rimaya cuando los acaricie el sol y el tiempo –. Tormentas y recuerdos de pasos encendidos monte arriba entre senderos, lametones de perros y algún momento a la sombra entre los pinos del tiempo cuando el sol acechaba el movimiento de los montañeros; hoy los recuerdos se agrupan en bloques de cinco en cinco, de ciento en ciento, cuando repaso sentado junto al fuego los instantes y las fotos.

 La Pedriza de Madrid tiene formas de magia y fantasía. Aquí llegamos a ver "merengues en la Pedriza"

Las fotos y los instantes. Diciembre es de los nombres y de los pensamientos, el mes de los pasos que dimos y de los poemas, es el mes de soñar despiertos. Porque de la montaña nos llega la nieve y de la mar el ábrego; del parque las hojas y los paseos. ¿Te acuerdas? Paso a paso entre los perros y los chopos, vamos comiendo las horas como turrones encendidos de silencio y de esperanzas. El futuro será nuestro, porque diciembre no está solo. Con él vamos los montañeros, los ciclistas, los pintores, los panaderos, los artesanos, los creadores de las casas y los que después las limpian y aclaran, las familias, las aves de trino viejo.

 Pero nosotros continuaremos soñando caminos de la escena. Los actores del grupo de teatro que representamos "Yerma"

Las aves de trino viejo nos cuentan las mismas voces que oyeron los coetáneos de las cavernas: ¡la persona es lo primero! La persona en su entorno, ¡ay su entorno! ¿Pero dime, ave de trino viejo, si no tenemos entorno de donde nos llegará en sosiego? ¿De dónde el pan con que alimentar los manteles y las tiendas donde reparten con pausa canelos, abrigos y cuentos?

Aquí estamos, María y yo, admirando un cartel conmemorativo del centenario del poeta en Orihuela.

Abrigos y cuentos. Diciembre nos trae lunas llenas, decoradas en sombras con la palidez de la aurora, cuando el pensamiento duerme en el corazón de los amigos. Amaneceres de sombreros blancos, vapor de nube, sobre las cabezas – ¿canas o calvas? – de los montes. Árboles desnudos con mirada furtiva hacia el ruido caliente de la ciudad, mandan a los pájaros – viajeros de sueños – con cartas de petición de asilo. Y las ciudades callan la vergüenza de ignorar la soledad de los bosques en el frío diciembre.

Diciembre nos trae la esperanza nacida en un niño nuevo, con cara de todos los niños y la barba de un hombre viejo; un niño nuevo con cara de niña guapa, de todas las niñas de la tierra; un niño con sueños y proyectos para que arranquemos a cantar y a crear una tierra limpia, llena de poemas y colores, de esperanzas y promesas comunes.

Javier Agra.

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