viernes, 3 de septiembre de 2021

PICO CUIÑA IV: LEYENDAS


 

Era una costumbre ancestral en los pueblines de León reunirse después de la cena, sentados en el escaño en torno a la lumbre y contar historias: a esta práctica se llamaba Filandón. Yo lo recuerdo de “Acisa” (parece que los íberos designaban con este nombre algo parecido a “Piedras Quemadas”) cuando no teníamos luz en las casas y menos aún otras tecnologías; recuerdo también al tío Benito haciendo el Filandón para los rapaces y los mozos mientras esperábamos a las ovejas en la Labiada agrupados en un banco a la puerta de la corte de Dulio.

 


Superada Peña Venera, descubrimos el Brañutín y la Cuiña. En su cuenca está el Lago Ferreira con su agua y sus leyendas.

 

Los Ancares tienen numerosas leyendas, sobre todo en torno al Cuiña, tal vez por ser el punto más alto y lleno de misterio y magia. Pasaré por alto la leyenda de La Corza Blanca, común a muchos lugares, en la que un noble disparó sobre una corza y después descubrió que era su hermana transformada. Esta leyenda es más famosa por Bécquer, situada en otra latitud, en la que el noble Garcés dispara una saeta contra su enamorada Constanza. Abundan también los duendecillos y otros seres más traviesos que malvados.

 


Puente de Gatín

 

El diablo tiene muchas historias de veracidad contrastada en las leyendas. Así ocurre con el Puente de Gatín en uno de los extremos de los Ancares, en Becerreá a orillas del río Navia. Cuenta la leyenda que un zagal estaba enamorado de una moza, entre ambos se levantaba el río como un muro de agua; era muy difícil vadearlo y los dos mozos sufrían ardores de enamorados; el diablo le propuso al zagal construir un puente para que llegara hasta su amada sin peligro de riadas, como pago le daría el primer ser vivo que naciera en su casa. Aceptó el mancebo.

 

Como resultado del cortejo llegó la boda y la preñez de la esposa. El diablo cuidaba mucho de que no pariera ninguna vaca, ni oveja para que el primero que naciera fuera un hijo de la pareja, pero el enamorado consiguió que una noche pariera una gata en su pajar, de modo que le llevó un gatín recién nacido hasta el centro del puente como pago prometido. El diablo burlado y corrido desapareció entre alaridos de furia y nunca más se le vio por aquellos contornos.

 


Una vista admirable del Pozo Ferreira arropado por las laderas de La Cuiña y los Dos Hermanos.

 

El Lago Ferreira cuenta con numerosas leyendas. Cuentan que una joven pastora estaba recogiendo su vacada en las cercanías del lago cuando escuchó el llano de un niño salir de sus aguas, se acercó y vio a una hermosa dama que emergía del agua con un bebé en brazos y se lo entregó a la pastora prometiéndole una bolsa llena de oro que iría a buscar de inmediato. La pastorcilla debía esperar allí oyese lo que oyese.

 

Pero se acercaban las sombras de la noche, a la muchacha le parecían fantasmas y sonidos de cadena el rugir del viento en las laderas de La Cuiña; tan asustada estaba que corrió y corrió hasta que se refugió en la ermita de la Magdalena y cubierta con el manto de la santa se sintió protegida, nunca más volvieron a verse con la dama que salió del lago Ferreira… Pero cuentan que en noches de luna llena, se ve pasear junto al lago a una bella dama con una bolsa de oro en sus manos esperando el regreso de la zagala pastora.

 


Lago Ferreira y su agua de leyenda. El Lago y toda esta zona son de origen glaciar; además de la ciencia, en su entorno también caben las leyendas.

 

Cuenta otra leyenda que en Candín, ayuntamiento de los pueblos cercanos al Lago Ferreira y la Cuiña, había una Zeca (casa para acuñar monedas y cambiar dinero); una noche de siniestra tormenta, unos ladrones robaron el oro y la plata y raptaron a los moros que regentaban la zeca haciéndolos desaparecer en las profundas aguas del Lago Ferreira. Desde entonces en el mes de Ramadán y si hay tormenta o vendaval se escucha durante la noche el canto de salmodias con versículos del Corán.

 

Javier Agra

 

 

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