jueves, 25 de noviembre de 2021

ENTRE PORTUGAL Y ESPAÑA: LAS MARRAS


La Raya, frontera entre España y Portugal, tiene una distancia de mil doscientos catorce kilómetros; cuatrocientos lo forman las aguas de los ríos Miño, Manzanas, Turones, Duero, Erjas, Tajo, Ardila, Guadiana, Chanza. Se fue gestando a partir de los tratados de Zamora 1143, Badajoz 1267 y Alcañices 1297, para quedar como ahora lo conocemos en el tratado de Lisboa 1864.

 


La Marra 465 mantiene su antigua factura, elevada sobre roca de cuarzo.

 

Por la Raya transitamos a diario las personas de los pueblos “rayanos” sin más preocupación que tomar el sol o contar los sesenta y nueve pasos que separan las tierras cultivadas entre los pueblos de España y Portugal mientras sobrevuelan las águilas, cruzan vigorosas las chovas piquigualdas o saltan a esconderse algunos corzos de brillante pelaje o pequeños conejos que miran curiosos antes de esconderse entre el ramaje.

 


La Marra 468 está en la ermita de Nuestra Señora de la Luz, con el vértice geodésico de toda esta zona.

 

Esta mañana subí hasta la ermita de Nuestra Señora de la Luz por la senda que parte desde Pozalmouro entre pinos, urces y jaras. La ermita acoge, el último domingo de abril, una romería donde se juntan los pueblos de Moveros y Constantín además de otra multitud de gentes llegadas para la ocasión.

 

A lo largo de la Raya se distribuyen las Marras que delimitan la frontera según acuerdo firmado en Lisboa el 1 de diciembre de 1906. Mi paseo de hoy comienza en la ermita de Nuestra Señora de la Luz y me llevará hasta el “Piricueto”. Aquí está la Marra número 468 que está al lado mismo del vértice geodésico entre banderas internacionales y europeas.

 

Atrás ha quedado la zona que se denomina “La Aparición”, pero yo cruzo el montículo que se llena de tiendas y bullicio los días de la romería. Hoy camino en el silencio de los robles y la compañía de Blanquito y Chocolate hasta cruzar la carretera internacional. A ambos lados se extiende una explanada de sosiego y ensueño, de sembrados y castaños.

 


MARRA 466 muestra su restauración del año 2015. Así lo describe el Acta general de demarcación de la frontera entre España y Portugal desde la desembocadura del río Miño hasta la confluencia del Gaya en el Guadiana: aprobada por Canje de notas fechadas en Lisboa a 1º de diciembre de 1906. “El hito 466 está 8 metros al N. de la Cruz de la Cándena, que es de piedra y que queda a 1.630 metros de la señal geodésica de Nuestra Señora de la Luz, y del hito precedente, a 3.400 metros, medidos por la divisoria. Se encuentra en el ángulo de dos caminos procedentes de Sicouro y Constantín, que aquí se unen para seguir hasta la carretera de Aleañices”.

Las Marras están hechas en piedra, algunas van gastando los números y las sustituyen nuevas hechuras de piedra o acaso de cemento hormigonado más moderno. Mi paseo continúa en la serenidad de la Raya con el vuelo del alimoche sobre mi cabeza; las águilas son más rápidas que yo en esta costura internacional del camino que avanza entre castaños, pinos y jaras.

 


MARRA elevada. Conserva su pátina de años y sueños, de soledad y paseos.

 

Desde la loma de la Raya se contempla la quietud de las llanuras de Aliste. Atrás han quedado Castro de Alcañices y Brandilanes, recorridos en otras ocasiones; el terreno de Moveros se termina en el pinar; Ceadea apenas pisa la Raya antes de adentrarnos en las tierras de Vivinera donde hacemos una parada junto al Piricueto, Blanquito y Chocolate aprovechan mi descanso para escudriñar entre la vegetación algún ratón huidizo o algún olor de los numerosos corzos que frecuentan estas amplias llanuras de monte bajo y cereal.

 


El Piricueto está en la MARRA 465. Poco más allá, en una fuerte bajada sale un camino entre los pinos para regresar a la Caseta de la Canda y a Moveros.

 

Continuamos lentamente bajo el sol que no tiene fronteras, respiramos el aíre sin ataduras, nos encomendamos al cielo que en todas partes es el mismo pintado de azul y nube, pintado de entusiasmo y libertad. Allá abajo cruza el río Angueira, viene desde Alcañices hacia Sao Martinho de Angueira en la Marra 463 en el lugar que llaman El Molino de La Raya.

 

Podría seguir hasta Tres Marras donde está la señal 450, mis compañeros perros quieren llegar hasta las aguas del Angueira, como otras veces hemos hecho, pero hoy tuerzo por el camino trazado entre el pinar y que nos llevará hasta la Caseta de la Canda y de regreso a Moveros después de que Blanquito y Chocolate se entreguen  al baño en la transparente laguna de la Canda; yo también quisiera bañarme mas me contengo por el limo de las orillas.

Javier Agra

 

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