Templo de Olea dedicado a Santa María. Con algún elemento del gótico en su portalada y en alguna parte del interior. La torre es ya del barroco.
La noche había sido muy lluviosa y un tanto fría. Salimos de Olea por la vega de Camesa que se extiende ante nosotros con una ligera llovizna, con niebla y viento que nos venía de cara. El mundo parecía desolado, silencioso y vacío solamente ocupado en su propia destrucción. Pepe y yo tenemos el corazón feliz por estos pasados días en el Camino Olvidado y pensamos que es una madrugada de reconstrucción, pues aunque llueva y ventee la luz saldrá vencedora, la Paz ganará terreno.
Así llegamos a Reinosilla pequeñísima población donde apenas canta algún gallo para comunicar que la tierra sigue siendo extensa en estas praderas que se extienden entre chopos y fresnos hasta el monte Torrebredo y las colinas cubiertas de quejigos y arbolado con Peña Rubia allá en la distancia, oculta para los peregrinos entre la niebla. Entre sauces y cañaveral llegamos a Casasola.
Cuando llegamos a las Quintanillas ya ha salido tímido el sol y se ha detenido el viento. El camino es más placentero en este corredor entre los prados y las colinas repletas de diversas variedad de roble.
La carretera continúa hacia Mataporquera, la población cabecera de todos estos lugares, el Camino marca sus flechas hacia una carretera secundaria que mantiene la belleza de los prados y las colinas a nuestra derecha donde está asentado el pueblo de la Cuadra entre robles vistosos y verdor abundante. Las Quintanillas es una pequeña localidad que muestra una casa solariega o acaso palacete indiano con un cúmulo de visibles edificios aglomerados como una piña.
Esta historiada edificación está en Bercedo.
Camino de Quintana encontramos alguna granja con abundantes vacadas. Destaca la construcción de la Torre de los Velasco en un estado un poco incierto de conservación, con su magnífico escudo y amplio muro de piedra bordeando lo que antaño fueron sus posesiones de tierra. Poco a poco llegamos hasta Henestrosas y Bercedo.
Antiguo lavadero de Bercedo.
Al salir de Bercedo continuamos por un camino agrícola muy bien terminado y de cómodo paseo entre praderas y cultivos. Más adelante nos detenemos un tiempo a contemplar el Santuario de Santa María la Real, sobre una elevación del terreno (parece que pertenece al terreno de Las Henestrosas), construido en los inicios del siglo XII y con el añadido de la torre a comienzos del siglo XV.
Santuario de Santa María La Real.
Continuamos hasta Cuena donde volvemos a encontrar y cruzar la vía del tren de La Robla mientras subimos una pequeña cuesta que nos deposita en una meseta de amplia vista; sin tiempo para la adaptación estamos en tierra de cereal, tierra ocre y despoblada. En una encrucijada de caminos, unos carteles indican que cambiamos de Comunidad Autónoma y entramos en Castilla y León por la provincia de Palencia.
Hacemos un ligero desvío para entrar en Nestar donde encontramos un local en el que los vecinos del lugar se reúnen para tomar un café y entretenerse en juegos de mesa. En ese momento comienza una ligera llovizna que nos hace temer un final del día con mojadura. Pero acaso la providencia nos echa una mano pues apenas comenzamos a caminar, con la lluvia en aumento, se detiene un coche que nos lleva hasta Aguilar de Campoo.
En Aguilar de Campoo visitamos su colegiata...
En Aguilar paseamos bajo renombrados los arcos de los soportales de su plaza, visitamos la Colegiata y aún tenemos tiempo de pasar un rato en la Biblioteca Municipal ojeando libros de teatro y de renombrados pintores. Hoy volvemos a nuestros lugares de destino, de modo que caminamos hasta la estación del tren que dista no menos de cuatro kilómetros en Camesa, lugar distinto de la Vega de Camesa por donde iniciamos la jornada.
Javier Agra.