sábado, 28 de abril de 2012

PRIMAVERA


Las nubes juegan al escondite en primavera, cosen vida y esperanza entre los montes y las tierras bajas. Sobre el Guadarrama de Madrid dibujan formas de bisontes y culebras en tropel, formas que buscan vivir más allá de lo etéreo y el instante; dibujan formas de leones sosegados que reflejan su silueta de emperadores de la tierra y cuidadores de la soledad sobre el empedrado de la nieve.
La nieve en la sierra dibuja tenues madrugadas de brillo: los rayos recién destetados aventuran sus primeros pasos loma arriba en busca de las cabras y las ardillas; medio día de agua que reverbera entre el frio y el fuego, destella palomas de luz por la cumbres, transforma los invisibles peñascos en inmensas rosas centelleantes, crea espejos de fulgor musical entre los valles y las colinas que conversan sus amores sin cesar; tardes de lumbre y de bronce, cuando las cumbres crecen como el eco de un beso y devuelven al cielo los rayos de luz entre las plumas de las invisibles aves.

Las aves invisibles transforman los parques en gozosas colmenas de violines sonoros. Tal vez algún ruiseñor de florida voz se abanica con las hojas nuevas de los chopos y el liquidámbar; a mí, sentado bajo las ramas de un chopo, me resulta difícil discernir la entrelazada conversación de las múltiples familias de pájaros que quieren, a un tiempo, presentar sus progresos; el ruiseñor conversa con sus cien clarines al mismo tiempo y los árboles del parque se sientan en las butacas de hierba recién nacida para escuchar la conversación de sus amores.

Los amores de este primer verdor llenan el aire del fresco aroma de la menta; del calmante y medicinal romero; el amor extiende en los barrios de la tierra el frescor del eneldo, el lustre de cera del coriandro; en los parques despunta el tomillo de olorosos labios, la salvia hierba de cariño envolvente, la albahaca de olor dulce, el estragón que llena de olores las cocinas y los patios, la mejorana de orgullosa presencia; el orégano siembra vida entre los despoblados riscos y así llena de primavera toda la naturaleza.

Toda la naturaleza suelta las brujas de sus noches o las hadas de sus días y entonces los sueños vuelan felices en sus escobas de fieltro, barren los temores del frio y acunan el amor con la dulzura de los candorosos dedos iniciales. La vida, la vida suelta sus riendas y canta victoria: es primavera.

Fotos: María Moreno.
Javier Agra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario