sábado, 15 de noviembre de 2014

ENTRE PORTUGAL Y ESPAÑA (III): DEL NASSO A LA LUZ.


A lo largo de los siglos, las romerías han sido lugar festivo de encuentro y comunicación. Para los vecinos de la raya no existe la frontera, son caminos que agrupan pueblos vecinos y reúnen amigos de unos y otros lugares. Entre España y Portugal existen, por los pueblos fronterizos, muchos puntos comunes compartidos; este es el caso de las “siete hermanas” que así llaman a los santuarios de siete Vírgenes cercanas, tanto que se puede recorrer a pie en una jornada la distancia entre una y otra ermita.

Partimos temprano del santuario de Nuestra Señora del Nasso en Povoa.

Participé en un hermoso paseo organizado por el grupo de Zamora “Peregrinos por un día”, recorrían desde los Santuarios de Nuestra Señora del Nasso en el pueblo de Povoa a Nuestra Señora de la Luz que pertenece a Constantim diminutas y alegres localidades de Portugal por las que he paseado en numerosas ocasiones desde el español pueblo de Moveros donde han transcurrido numerosas y felices jornadas de mi vida.

Comenzamos a caminar bien de mañana, después de saludar a la Virgen reina de los Mirandeses, por esta llanura fértil, ahora con las cerezas y el verano en pleno apogeo. Cuenta la leyenda que ya en aquellos antiguos años de la reconquista era éste un lugar de encuentro y oración para las bravas hazañas de los guerreros. Nosotros, que no queremos sino conquistar paz y respirar naturaleza, recordamos, antes de ponernos en marcha, que esta advocación recuerda el nacimiento de María que situamos un ocho de septiembre.

Retablo del templo parroquial de Constantim

No sé por qué en estas llanuras me acordé del poeta portugués Eugenio de Castro que vivió setenta y cinco años entre la segunda mitad del siglo diecinueve hasta mil novecientos cuarenta y cuatro. Este creador de sinestesias y juegos poéticos parecía asomado a las sebes del camino que en Portugal se cuidan para que los animales respeten diferentes propiedades. “Peregrino que estás llorando / vente, no tardes” decía el poeta. La mañana no está para llantos, pues luce un hermoso sol entre la vegetación bien dispuesta llena de árboles y huertas, llena de flores y de aromas de naturaleza.

Entre fresnos y vida vegetal llegamos a avistar Constantim con sus cerezos a la entrada. Tiene esta localidad una ermita donde descansamos un momento para comer una fruta antes de entrar en el templo parroquial donde pasa el año la imagen de Nuestra Señora de la Luz. El último fin de semana de abril, suben la imagen  hasta el santuario a donde hoy llegaremos en el final de nuestra marcha.

Entrando en el Santuario de Nuestra Señora de la Luz, en el término portugués de Constantim. La ermita-santuario linda con los terrenos de Moveros primer pueblo de España.

Un tiempo de oración sosegada, de meditación, de descanso…según el interés o la voluntad de cada persona y seguimos pueblo arriba hasta encontrar la carretera que viene desde Miranda do Douro camino de España. Allí seguimos sin más complicaciones, pues los coches son escasos en estos momentos cuando el medio día comienza a apuntar.

La ermita de la Luz está  en la misma raya, todo su terreno es de Portugal pero allí mismo comienza Moveros, fronterizo pueblo español, conocido por su trabajo con la cerámica de muy amplia tradición y de presente poderoso en el antiquísimo arte de construir con barro piezas para el uso doméstico. La ermita de  La Luz agrupa en su romería multitud de pueblos de ambos lados de la frontera, gentes con esperanzas y esfuerzos comunes que saben que no son extranjeros pisen por el lado de la raya que pisen; porque la raya no es separación, es una costura de corazones y de vivencias. “¡Vamos! haremos lindas jornadas / Dicen que el mundo debe acabar / ¡verás en breve todo aclarado!” Vuelve a sonar el poeta Eugenio de Castro.

Retablo de la ermita de Nuestra Señora de la Luz. La imagen de la Virgen preside nuestra asamblea; la otra imagen es de San Marcos que deja vacía una hornacina del pequeño retablo.

La ermita de la Luz tiene vértice geodésico porque es el lugar más alto de las llanuras de la comarca aún sin superar los ochocientos metros y está levantada en el lugar donde la historia de los diferentes pobladores colocara el lugar más prestigioso; hace años que renquean unas excavaciones inconclusas que muestran restos acaso visigodos. La ermita de la Luz es un espacio común, sin frontera ni diferencia de nación.


“Paisaje vago como el revés de una seda…/ eriales que el crepúsculo mulle de terciopelo”.


Javier Agra.

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