jueves, 30 de octubre de 2025

LAS COLMENONAS

El sosiego de la aurora me encuentra dando los primeros pasos camino del Sierro en esta paz de los montes de Moveros. Hoy vuelvo a salir con mis perros Oz y Close que disfrutan entre las carreras y los revolcones entre la hierba y la tierra fresca de la mañana.

El mundo pensado desde este entorno de robles antiguos, de lagunas para que los animales tengan agua por el monte, de silencio infinito, de soledad mística... El mundo visto desde aquí, digo, es un lugar de serenidad, de fraternidad, de libertad, de Paz...Visto desde el paseo de la mañana, el mundo está compuesto por personas hermanas, iguales desde la misma raíz de nuestro ser, sin fronteras ni rechazos... Unidos todos a la naturaleza entera.

Los corzos, no obstante, me recuerdan la división entre los distintos seres. Los corzos que pacen dichosos, me miran durante varios segundos antes de emprender una veloz carrera y perderse en la espesura de robles y codesos. Los corzos no se fían de los humanos y entonces yo despierto de mi sueño del Edén.


Oz bebe y reposa sus innumerables carreras en esta fuente del valle de Las Colmenonas, una de las numerosas fuentes dispersas por estos montes y de las pocas que aún manan asiduamente. 

Alguna hora más tarde, ya el sol calienta la tibieza de este otoño, llegamos al escondido valle de Las Colmenonas, ocupado durante varios meses del años todo él por una laguna donde diversas aves felices solazan sus horas sin peligro de depredadores. 

Regresamos con el espíritu limpio de toda hojarasca humana, con el alma en libertad, con el corazón cosido a todos los humanos con quienes  ahora nos sentimos hermanados y fraternales también con la naturaleza entera.


Después del paseo, Oz y Close descansan y sueñan.

Javier Agra.

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