Ahora, que es temprano
y el sol aún está adormecido en su carro de caballos alados, pienso, mientras
aspiro el aroma de la hierba recién regada, en la multitud de personas que veo
cada mañana pasar por delante de mis ojos. La mayoría me saluda, me cuenta sus
aspiraciones; la mayoría deducen que estoy cansada del camino y de los años. Yo
se que el pensamiento es reposo y necesidad y siento dulzura en las miradas,
sonrío y las fauces se amplían como si quisieran imitar a un cocodrilo; pero yo
se que, en los años de existencia que hasta hoy he consumido, nunca he asustado
a nadie más que algún pusilánime incapaz de asumir que todos – perros, humanos,
piedras, aves, árboles, llovizna… – formamos parte de la misma naturaleza
integrada.
Con frecuencia, entre toque y toque de guitarra, me tumbo y rumio pensamientos.
De los que pasan veo su
corazón; limpio…desconcertado…estupefacto…triunfante…A veces tengo la sensación
de participar en el bíblico festín de Baltasar y releer las letras del anuncio
del desastre final sobre los muros de cal (tal como cuenta el profeta Daniel 5,
1-31): se han terminado los días de tu civilización, la balanza no puede con tu
arrogancia y se romperá la seguridad; tendrás que comenzar nuevamente a construir
desde un corazón limpio aceptando otras formas de pensar y de actuar.
Tumbada en la hierba
descubro que ayer es pasado, hoy es otra vida con las mismas aspiraciones
idólatras de todos los siglos: el dinero es nuestro becerro de oro mientras los
libros permanecen cerrados entre la pátina y el polvo de alguna estantería.
¿Estuve aquí hace tiempo, en otra vida? Parece que suenan en mis orejas los
mismos discursos de todos los siglos. Es el día del silencio de los oradores;
que se callen, que se callen los oradores y podamos así escuchar la voz de la
tierra.
Vamos a pasear cuando
el sol ya empieza a bajar, hacia la vertical de los chopos y más allá. Y yo
sigo llamando a la luz.
Javier Agra.
Considero en las siguientes citas que le hago a continuación:
ResponderEliminar"pero yo se que, en los años de existencia que hasta hoy he consumido, nunca he asustado a nadie más que algún pusilánime incapaz de asumir que todos – perros, humanos, piedras, aves, árboles, llovizna… – formamos parte de la misma naturaleza integrada."
"Es el día del silencio de los oradores; que se callen, que se callen los oradores y podamos así escuchar la voz de la tierra."
Bonito y simplificado paralelismo hace su perrita Pipa a la Tabla de Esmeralda. Muy bonita por cierto. Cuanto tenemos que aprender de los perros....
Amigo "Anónimo": No por mi tardanza agradezco menos tu comentario a través del que descubrí la "Tabla de Esmeralda" a la que he dedicado algún tiempo; para mí era un tema absolutamente desconocido. Gracias de nuevo por leer y comentar. Espero que disfrutes de la montaña y de la vida. Javier Agra
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