jueves, 21 de marzo de 2013

PRIMAVERA 2013


                                                                                          Escribo esta prosa para celebrar
                                                                                          la luz de esta jornada dedicada
                                                                                          a la poesía.

¿Qué importa la cadencia y la rima de unas letras?
Sí, importa.
Pero entre la poesía y la prosa está la sangre, está el corazón, está la vida, que son canales de comunicación.
Importa la palabra.
También importa la tierra.
Importan las gentes que habitan, siembran, se agrupan de dos en dos a veces y otras veces en muchedumbres de manifestación para reclamar mejores repartos de la riqueza de la tierra.

La montaña de Guadarrama tiene formas de rocas que despiertan la fantasía y la libertad: ésta que aquí vemos, se llama La Maza.

Algún día se dormirán tus ojos que van mudando sus colores cada madrugada de primavera y tus pasos seguirán nadando en el éter musical de la enramada donde los trinos se confunden con las gotas calientes que traen el vapor de la nevada, más allá de las pisadas de luz y de las hojas que contaste entre tus dedos cuando ya el sol estaba entre los pinos frondosos de la sierra blanca de nieve, azul de reflejos, brillante de esperanza.

Desciende de la Morcuera un agua que irradia luz; su curso busca el silencio del Paular.

Algún día soñará tu corazón eternos paseos entre los verdes pinares, entre los robles vestidos de jaspe y sepia y entenderás la paz libre de la montaña, donde las rocas se mueven durante la noche cuando los montañeros se retiran a las ciudades iluminadas, donde las liebres y los lagartos cuentan historias de bandoleros y de princesas, historias de antiguas épocas cuando el tiempo tenía la lentitud de la lumbre en el hogar.

Esta tarde, caminante en los ribazos florecidos de nieve y primavera, avanza lento –como si deslizaras palabras, ideas y consejas – entre las luminosas piedras y deja a tu corazón sembrar esperanza con las alas de tus sueños; despacio, caminante, porque aún susurra sus primeros murmullos la primavera y quiere diluir tu presencia con los mismos ecos de la tierra, codo a codo con las aves y las fieras; despacio caminante que tu respiración está acompasada a las flores que apuntan esta primavera.

No son secuencias de Pipa en el mismo baño; estos dos perros distintos  -Pipa y Blanca- nos recuerdan que los días son un ir y venir por las aguas de la vida.

Más allá de las cuatro sonrisas de la luna, cabalgando entre los nuevos libros y la memoria antigua, nadarán en el aire iluminado bandadas de peces y de pájaros. Y volverá el sol con su babero, con su plato de nieve y su cuchara, a recorrer montañas de brillo, a ilusionar tardes de primavera.

Se dormirá la música de tus pisadas y seguirán los senderos abiertos en la Sierra; seguirán las flores y la brisa cuando algún día se duerman tus ojos y camines por otras montañas y otras arenas          

Javier Agra.                                              

1 comentario:

  1. ¡Qué fotos tan bonitas! Y el texto llega al corazón de los montañeros, aunque yo esté en la categoría de aficionada

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