domingo, 3 de febrero de 2013

PIPA: AHORA QUE ESTOY CANSADA


Los recuerdos se hacen vívidos. Cada día que retomo aliento en la primera hora de la mañana me parece más elocuente el tiempo que he pasado en esta asombrosa tierra. Asombrosa porque nunca deja de sorprenderme y porque está teñida de permanente sombra, esta tierra que camina indefectiblemente hacia la luz porque la vida está venciendo pese a todos los pesares. Me gusta recordar que la vida es una promesa que está sembrada y crecerá con nuestra ilusión.

Con la ancianidad noto mis pies más cansados y el espíritu más ligero. Recuerdo el primer palo con el que jugué en mi primera e inocente infancia; recuerdo la primera vez que la nieve enfrió mis patas mientras yo correteaba intrépida entre los copos del final del primer invierno de mi existencia; recuerdo otras muchas experiencias en mis primeros andares siempre ilusionada saludando a todas las personas, a todos los animales, a cada vida latiendo en infinitud de formas; recuerdo las primeras letras que leí apoyada la cabeza en la cama de María; recuerdo los primeros versos que pintaban para mí en la casa en que vivo…recuerdo…Me gusta recordar el cariño que me dan y que transformo en amor para repartir a quienes están a mi alcance.


Los recuerdos de mis padres se están volviendo cada vez más presencia y ahora ¡ay! con frecuencia los veo corriendo en las llanuras y en los montes soleados, cada vez los veo más cerca, cada vez corro más deprisa ¡como nunca había corrido en todos mis años de juventud y de montaña!, aún no los alcanzo pero ya están muy cerca, huelo su paso y veo su última pisada; su presencia es tan elocuente que ya converso con ellos de futuro de montaña y de soles sin ocaso paseando por la orilla del mar. Me gusta recordar la multitud de pueblos y lugares que he recorrido y el sol del medio día en el parque de mi barrio.

Me llamo Pipa. Soy hija de Afra y de Noel. De mi padre recuerdo su reposado caminar y la robusta mirada de sus ojos claros oteando siempre más allá; yo, de niña, pensaba que miraba al horizonte; hoy sé que sus ojos trascendían lo físico y era una mirada de eternidad. De mi madre recuerdo caricias, lametones, leche cálida, abrazos al despertar y un corazón donde latía la confianza; sus palabras tiernas, su dulce pasear, el cariño y el cuidado eran lo cotidiano; de ella aprendí que lo pequeño y cercano está sembrado de eternidad. Me gusta recordar que soy dichosa apretando la cabeza entre las piernas de la gente de mi casa mientras duermo.

Me llamo Pipa. Noto mi cuerpo cansado y mi pensamiento flotar.

Javier Agra.

4 comentarios:

  1. Pipa es sabia y se adelanta a cualquier pensamiento humano.
    Tengo amigos perrunos desde antes de nacer, pero con la esencia de Pipa ninguno.
    Pipa es especial aún estando cansada.
    Pipa es sabia y no cree en despedidas.

    Un abrazo

    Indiana

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  2. Pipa es la mejor hermana del mundo.

    Lo es, porque lleva toda la vida conmigo; no tengo muchos recuerdos antes de que ella llegara. Pero tengo infinitud de noches en vela con ella como gran compañera.

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  3. Estas hecho un poeta, con estas palabras doy gracias de que gente tan buena y tan humilde de corazón sigan en la tierra. Pipa tuvo suerte de que una persona como tu le diera calor. Cristina Gomez

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  4. Gracias por vuestros comentarios. Siempre alegran y animan el espíritu de quien comparte sentimientos y caminos. Un abrazo a los que comentan y a quienes leen. Javier Agra.

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