Acaso estas mañanas de enero se enfríen en demasía las orejas, pero el corazón permanece cálido y el espíritu robusto cuando dejamos a nuestra espalda el aparcamiento último de la Barranca y estamos caminando por el amplio sendero que se desliza entre los pinos sin más música que la de los pájaros y el río.
Enero tiene paseos de sigiloso sosiego. Entre el agua de pequeños embalses y la canción de su libre correr dejamos esta senda principal; cuando ella sigue en un brusco giro a la derecha, entramos por la Senda Ortiz que se inicia con un poste metálico y continúa de frente en ligerísima subida; el sol viene con nosotros buscando con la vista las lejanas torres de Madrid; el pinar se extiende majestuoso y libre por encima, más abajo, a todos los lados y nos llena de brillos y de música. El sol posa su ternura sobre la gayuba que moldea el suelo de tonos verdes y moldea de suavidad el espíritu. Decían los griegos que la gayuba era uva de oso, hoy es alimento de mil aves y de invisibles roedores. Los montañeros tenemos guardado en el tacto, en la vista, en el olfato el aroma azucarado y áspero de esta planta soñadora.
Se hace silencio en las ramas y en el tiempo, para que suene a nevada el trino de un mirlo viejo que vuela desde la ladera hasta el cielo; y va llevando con mis pasos los sueños antiguos y los versos nuevos entre las escorrentías del monte y la quietud del pensamiento; paso a paso, los montañeros en silencio, se han dormido los pinos entre la tibieza del aire de invierno. En la explanada cimera crece una cosecha de ilusiones, entre el verde de la hierba y los sedantes majuetos; crecen los recuerdos en el muro de la ausencia mientras el corazón late palabras de esperanza y de promesa.
Sentados en el Mirador de la Barranca o de las Canchas.
Llegamos al Mirador de la Barranca, también conocido como Mirador de las Canchas. Aunque los pies montañeros no se han fatigado por ser serena esta jornada, sus corazones se sientan a contemplar la placidez de Guadarrama: Alto de Guarramillas con las antenas vistosas, La Maliciosa con su Peñotillo… Y mientras la mirada se posa en la seda de la distancia surca el aire una pregunta de ignorada respuesta sobre el personaje Ortiz que antaño diera nombre a esta sosegada senda.
Por la Cuerda de las Cabrillas
El camino baja por la amplísima senda hasta llegar al coche. Nosotros vamos por media ladera Senda de la Tubería adelante entrecruzando la Cuerda de las Cabrillas. La vista se nos va siguiendo un juego de pájaros que entran y salen dibujando la silueta de Peña Horcón. Sin subir a los Emburriaderos tomamos ladera abajo hasta encontrar el arroyo de Peña Cabrita, donde hacemos un repaso a las viandas mientras contamos recuerdos de otras jornadas ante la visión de Siete Picos y otra perspectiva de la sierra.
Salimos a la Fuente de Mingo, recuerdo a quien fue un ilustre cuidador de estos montes (Ricardo Domínguez) que abrió con su puño y su pico un primer surgente de la tierra que hoy ha evolucionado hasta ser una construcción donde coinciden a beber los paseantes de domingo y los montañeros que regresan de los más variados escondrijos. Por estas cercanías se saludan el arroyo de Peña Cabrita y el regajo del Pez del que seguramente se surtirá al Fuente de la Campanilla a la que hoy no llegaremos, pues seguimos al encuentro del aparcamiento donde el coche espera desde hace menos de cinco horas.
En los primeros párrafos conté que subimos por el camino Ortiz; pues bien, al final desembocamos en una explanada de leyendas que se ha dado en llamar Sanatorio Walpurgis, porque allí se rodó, en parte, la famosa película “La noche de Walpurgis”. Yo no reconocí a ninguna de las brujas que celebraban al dios del fuego Belenos para entrar en la primavera renovados: dicen que las brujas eran personas aparecidas de otros mundos de ultratumba y personas convocadas en vida que usaban para transportarse un mágico ungüento confeccionado con grasa de diferentes animales, leche de burra y otras delicadezas y volaban risueñas montadas sobre escobas. ¡Claro! Nosotros transitamos por estos montes con plena iluminación y no se daban las condiciones.
NOTA DE AGRADECIMIENTO:
Amigos míos, quiero agradecer a todos los que leéis mis textos y a quienes
comentáis, vuestra amabilidad. Quisiera contestar a cada uno, pero soy un
analfabeto tecnológico (además de otras analfabetías que me dominan y limitan)
y no acierto a pulsar las teclas necesarias. Algún día aprenderé y entonces…Mientras
tanto gracias y abrazos.
¿Te refieres a un sanatorio o centro psiquiátrico abandonado que hay antes de llegar a La Barranca?
ResponderEliminarPues ahí también rodaron algunas escenas de la serie (no muy famosa) "¿Hay alguien ahí?". Hablo de hace unos 3 ó 4 años.
Saludos.