lunes, 25 de junio de 2012

MONTÓN DE TRIGO CON MONTÓN DE GENTE


La sierra de Madrid se agranda desde Cercedilla. Múltiples caminos se ofrecen a los montañeros para muchas horas de paseo; pueden elegir otros caminos más reducidos; aún aquellos que deseen llegar y disfrutar sin pasear gran cosa pueden elegir las Dehesas de Cercedilla como destino. Me han contado – con dolor y lágrimas – que en los lugares de llegar, sentarse y volver para casa, se está notando mucha suciedad: ante esta noticia adjunto mi llanto al llanto general.
Por un precioso sendero entre pinos llegamos al Collado de Marichiva. Diría que nos ayudaron las señales de color rojo circular, pero como esos detalles saltan a la vista entiendo que mejor los obvio, pues los caminos son patentes y manifiestos en la sierra de Madrid. Mejor animo a los viajeros-montañeros-caminares-chiruqueros a disfrutar del verde de los pinos y el resplandor azulado del cielo solar entre la vegetación. Aprovecha ¡oh lector! para llenar tu espíritu del canto del carbonero garrapinos, de la musical llamada de la collalba gris, del silencioso rabilargo o del nocturno cárabo.


Buscando abubillas llegamos a la Peña Bercial. Bub, bub, bub…comentaba el colorido ave de penacho rojizo. Cucu, cucu, cucu… contesta el grisáceo cuco que tiene altavoces para pregonar su presencia. Ahora, cuando la primavera cuanta su final por horas, están los piornos en todo su esplendor amarillo balbuciendo un no sé qué de canto eterno para llenar de risa el alma de los viajeros de la montaña, de los viajeros de la vida, de los viajeros de la sonrisa y la fortaleza.

 Desde Peña Bercial, estamos viendo el Montón de Trigo. Pasear por la cumbre es silencio armonioso.

Hasta el Cerro Minguete todo es cumbre y visión sin fronteras. Madrid – que es ciudad inmensa y hermosa – aparece a nuestros pies como una bruma; Segovia – que es ciudad hermosa e inmensa – aparece a nuestros pies como otra bruma. El silencio de la montaña hace a la inmensidad pequeña, agranda lo pequeño y vuelve a unificar todas las cosas en la ternura y la grandeza.

 Cumbre en el Montón de Trigo. Al fondo la Mujer Muerta.

Seguimos hasta el Collado de Tirobarra. Cuando la Pinareja se apresta para recibir nuestra fatiga y transformarla en gloria, nosotros con unción y reverencia pedimos permiso para regresar por la loma hasta hacer cumbre en el Montón de Trigo. ¿Cómo no? – asegura la Pinareja que nos ha reconocido pues ya hemos conversado con su cumbre varias veces –. Ahí estamos un montón de gente en el Montón de Trigo, conversando con los halcones y los buitres; conversando silenciosos con la inmensa hermosura del pinar de Valsaín a nuestros pies; conversando íntimamente unidos a Peñalara que aparece al fondo y a la Cuerda Larga y a Siete Picos y a la vida y al futuro y a la eternidad.
Javier Agra.

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