He
visto el sol galopando en las primeras lumbres de madrugada, mientras conseguía
desperezar a mi paseante que aún ronroneaba entre las sábanas sin darse cuenta
que ya teníamos que estar surcando los sueños del amanecer entre los riegos de
los parques y los trinos de bostezo de los pájaros. Amanece en Madrid – incluso
en verano amanece – antes de que el día se ponga pegajoso y somnoliento; esos
albores primeros son los que guardo en mi retina para mejor llevar los sudores
posteriores, como si se tratara de una cesta de fruta fresca. Cada momento
tiene su misterio y es necesario acoger la maravilla de cada instante.
La
maravilla de cada instante… ¡Mira que se lo digo a la gente que me encuentro en
los paseos! Jose, el que tantas veces me ha llevado a la montaña, dice que
estoy muy filósofa esta mañana. Ese es el resultado de mis silentes paseos:
pienso y me hago un ser con la naturaleza; porque somos parte de la raíz, el
tronco y el fruto del universo. Desde los filósofos presocráticos hasta los
pensadores que hoy escriben y piensan existe la misma corriente subterránea:
todos queremos estar unidos a la naturaleza porque somos parte de su
respiración.
Somos
parte de su respiración amigos míos. Cada uno en su puesto para transformar el
común mundo en felicidad y sonrisa. Ya se ha levantado este actor, en horas de
asueto, de modo que lo llevaré a buscar las fuentes y las flores; este actor
cuyo espíritu seguirá volando como una
gaviota de playa o como lejano gavilán de altura, pero siempre susurrando a los
corazones que un grupo de teatro es la vida de un pueblo: porque el teatro es
raíz y pétalo, sabiduría y enciclopedia, realidad y sueño. ¿Acaso existe algo
más hermoso que pisar en la tierra entre el barro diario y elevar la miseria
hasta que estalle en brillos de esperanza?
Me
diréis que todos – actores y no actores – buscamos lo mejor para la tierra.
Salgamos todos y elevemos la tierra sobre sus miserias hasta que estalle en
brillos de frutos maduros.
Esta
foto está tomada un lugar de La Mancha…cuyo nombre es El Toboso. Aún estaba
despuntando la primavera. No os extrañéis de no verme entre los actores que
observan en la plaza; yo, Pipa, estaba con la cámara.
Javier
Agra.
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