domingo, 22 de marzo de 2020

DESDE LA BICICLETA: GARMO NEGRO



Desde mi bicicleta estática, esta madrugada comencé la subida al Garmo Negro (3076 metros) en el Pirineo aragonés, desde el Refugio Ibones de Bachimaña. La subida  desde Panticosa en el Precioso Valle de Tena hasta el citado refugio, ya es de una belleza inmensa y puede ser una marcha de un día inolvidable para cualquier persona con ánimo de caminar, en poco más de cuatro horas puede estar de regreso. 

Garmo, es una palabra aragonesa, cuentan que de las pocas que conservan de origen celta, cuyo significado viene a ser “Puntón o punta de montaña”; así pues, el Garmo Negro podría parecer a los antiguos un pico de difícil acceso. Tiene diversas ventajas entre las que se encuentra el fácil acceso al amplio espacio del Balneario, la subida trabajosa pero sin dificultades técnicas, la belleza del entorno es asombrosa…

Hoy asciendo con la ópera Aida de Verdi. La obertura, no la breve, la larga de once minutos suena con la luz del sol; mientras pasamos por sobrecogedores ibones y rocas de ronquido interminable truena apasionada la música de la Gran Puerta en la ciudad de Tebas del Acto II. Valles abiertos, escondidos neveros con sus rimayas entre rocas de misteriosa imagen,  asombrosos desfiladeros agrandan el espíritu. El caminar se hace más lento mientras atravesamos las últimas nubes que esperaron nuestra llegada antes de dejarnos un cielo despejado. Ahora el Garmo Negro sonríe dulzuras azules de cielos abiertos…



Un rato de pedales sobre la bicicleta estática da para muchos vuelos de libertad.  En la fotografía estoy sentado en la cima del Garmo Negro, esa cercana cumbre de piedra blanca se llama Picos del Infierno, entre las nubes al fondo está el Balaitús, pico que sirve de encuentro a las montañas de España y Francia. Inmensidad rocosa del Pirineo para abrazar a las personas, a la naturaleza entera.

Sed felices y buscad la PAZ, amables lectores. Os abrazo.

Javier Agra

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