Esta fotografía
me la hizo, hace algún tiempo, Indiana Forti: es una gran amiga y muy buena
fotógrafa. Buscad sus fotografías y descubriréis que digo verdad.
Comienza julio.
Hoy es mi
cumpleaños.
Los humanos,
entre sigilosos murmullos, dicen que con sus cuentas estaría llegando a
centenaria.
No sé.
Ahora mi ritmo
es muy pausado y me parece que he vivido todos los siglos de la historia. Estoy
sentada – la mayor parte del tiempo ya tumbada – en el parque, mirando de
frente hacia la Maliciosa y la Cuerda Larga – montañas de le Sierra de
Guadarrama en Madrid – mientras doy la espalda a los edificios. Cada vez
necesito más hierba y menos murmullos.
La historia y la
montaña, en mis ojos y en mi corazón.
La montaña mira
a la historia de los humanos con mimo en las pupilas, con caricia y brillo en
los ojos. Sabe la montaña, que la historia toda, desde que los humanos se alzan
sobre la naturaleza, es la historia del pueblo condenado a paciencia perpetua,
a miedo perpetuo, a desasosiego perpetuo; y la montaña quisiera poder indultar
de tanta pena a los humanos. Sabe la montaña, que la historia toda, es oprobio
para la mayoría de los humanos que pasan hambre de luz, de vida, de
cultura, de pan y peces, de paz y
sosiego, mientras muy pocos tienen grasas sobrantes y cerebros oscuros.
Vista
desde Siete Picos hacia Peñalara.
Miro a la
montaña con pausa de siglos.
Y la montaña, en
nuestra conversación, me cuenta sus planes: será lucha perpetua, sosiego
perpetuo, esperanza perpetua. Yo, que he paseado tantas veces el esqueleto de
la montaña, la amo y la respeto. Hoy empleo mis horas en mirarla, con el mismo
candor primero de cuando era niña – cachorra, dicen los humanos –.
Enseguida iré a
la montaña y seré aire y seré nevada y sendero para animar a los caminantes y
seré luz para iluminar a las águilas y seré sonido del agua.
Hoy es mi
cumpleaños.
Comienza julio.
Javier Agra.
Descanse en paz Pipa, la única perra que nunca me asustó.
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