Estamos en la cumbre del Pico
de la Cruz, el más alto de los picos del Mampodre entre los que incluyo a la
Polinosa. En la preparación de la subida encontramos diversas dudas sobre qué
picos incluir en el nombre de Los Picos de Mampodre. Pero los dos montañeros,
sonrientes en la cumbre, tienen la perspectiva más amplia posible, por eso
incluyen a todos los picos en discusión.
Desde la cima miramos a
la distancia, la perspectiva de las águilas debe ser imponente a juzgar por la
grandeza de valles y de cumbres que atesora la vista desde este compartido vértice
geodésico. El Espigüete, hoy en la distancia, visto desde Besande es como un
barco solitario, Peña Redonda petrificada silueta de un gigante que vivió en el
Valle Estrecho en tiempos antiquísimos, silencioso y recogido desde el inicio
de la marcha en la ermita de Nuestra Señora del Brezo está el Pico Fraile y la
cercana Peña Mayor unidos por las crestas, Pico Yordas también llamado “Burín”
sobre el embalse de Riaño, El Convento que forma parte del conjunto de
Mampodre. Y otras cumbres y otros sueños de tantas gentes montañeras que han
pisado diferentes cumbres de la tierra porque buscan soledad, fuerza y unión a
la naturaleza.
Coriscao de fácil
ascensión para admirar hermosísimas vistas de Picos de Europa, el Puerto de San
Glorio unión entre León y Cantabria donde acaso nos acompañen el oso y el
rebeco, Pandial en la Sierra de Hormás, la grandiosa cumbre de Peña Prieta
sobre la que ya escribí en otros momentos, Curavacas en Fuentes Carrionas y que
bien merece una ascensión, Espigüete, Yordas sobre el embalse de Riaño, Acebedo
pausado pueblo para el sosiego del corazón. Por estos lugares nacen diferentes
ríos que llevarán agua al Esla primero y más tarde al Duero. Podremos pasear
por antiquísimos y prósperos pinares autóctonos. La vista se agranda y se
adivinan otros pueblos, otros valles, otros ríos; y se adivinan promesas de
felicidad a través de los siglos concentrados en este instante de la fotografía
más allá del tiempo.
Comenzamos el descenso. Ahora
bajaremos hacia el noroeste por los pardos que nos llevarán a Maraña. La bajada
es suave y verde, enseguida la piedra va dejando sitio a las alfombras de
verdor; nosotros, que al subir sufrimos búsquedas y nevadas, rocas y traspiés,
pensamos que la montaña se muestra sonriente con nosotros y nos permite esta
suavidad de despedida. A la derecha los valles del pueblo, a la izquierda la
Polinosa va creciendo de tamaño a medida que nosotros llegamos al collado que
llamaremos “de mil ochocientos metros” porque es esa su altura, nos sentamos a
comer, a comentar, a reposar, a disfrutar de la montaña, de las vistas y las
aves que huelen el pan y la tortilla y rondan con su petición entre las hierbas.
Desde el collado mil
ochocientos, las cimas principal y secundaria forman la u perfectamente, como
una pareja enamorada de cuyas cabezas pende una finísima seda de tul verde con
adornos de doradas perlas; la música de su enlace nupcial la componen las
multiformes aves que a esta altura de la incipiente tarde están llegando hasta
la fiesta de la naturaleza: dime que sí compañera de las cumbres y pongamos el
cielo de tormentas azules en la tarde enamorada, la corona será la nieve blanca
de invierno y las flores de plata en primavera, seremos más fuertes que el frio
y el calor porque estaremos arropados mutuamente el uno por el otro, nuestra fuerza superará
los miedos y recordará amorosos sentimientos. Dejamos nuestro asiento de
privilegio y bocadillos y continuamos valle abajo hasta dar con el arroyo que
nos llevará de nuevo hasta Maraña entre prados venturosos donde triscan
absortas multitud de vacas.
Hoy no quedan soldados
romanos que contemplen nuestras manos no cortadas; hoy podemos pasear libres
por esta tierra de hermosura mal vendida; el refugio de Maraña está cerrado por
falta de afluencia de montañeros en estas fechas; nosotros seguimos hasta el
refugio de Riaño, junto a las aguas del pantano. Este es el tono que tienen hoy
las montañas que bordean el embalse cada madrugada. Dormiremos, mañana continuaremos
la contemplación de otras rutas de montaña.
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